El Veermer de Chile, como han llamado a Gianfranco Foschino en New York, posee un discurso fuertemente afianzado y claramente comunicativo que permite recorrer los senderos del video-arte dejando atrás el movimiento de la cámara. El halo místico que se crea en la Galería Leyendecker acentúa la necesidad de contemplación del vídeo, convertido en un encuadre perfecto, inspirado en el particular paisaje de la Isla RAPA NUI, uno de los lugares más remotos del mundo.

Su formación en cine, se establece como base estratégica de su obra, en la que la imagen y el movimiento se presentan desde una lectura y una contemplación marcada por la conexión con el cine mudo, la influencia del cine de vanguardia, o las películas de Warhol en sus largas tomas y planos fijos. Foschino incentiva la necesidad de los instantes y provoca la evidente ... profundización en el tiempo. Así, la figura de Abbas Kiarostami, también se presenta como un cruce palpable en su obra.

Las 7 piezas de video que exhibe Foschino en la muestra titulada A NEW LANDSCAPE, son una prueba documental de la evolución lumínica del paisaje. A partir de una mirada que sólo abarca un espacio concreto, una cámara y plano fijo que mantiene en una sola toma: sin intervenir en lo grabado, construye otra forma de ver.

La utilización de algunos formatos, incrementa el misticismo de la obra que refiere sin complejos a la verticalidad de la pintura japonesa. La mirada cambia porque no existe sonido, pero también porque el marco de la obra ha variado su posición y obliga a realizar un esfuerzo contemplativo mudo y vertical. Foschino me define su trabajo como una composición por capas, marcado por la profundidad del vídeo, que permite crear una armonía diferente, y posibilita una perspectiva pictórica.