Sus grabados tienen cierta conexión con el movimiento del "tachismo" de 1950, caracterizado por la abstracción de las formas. Ana Alberca trabaja en láminas de cobre usando la técnica de la punta seca, incidiendo en ellas directamente con fuerza, dibujando líneas y marcando ritmos ondulantes que dan como resultado formas envolventes, a veces reiterativas, otras nerviosas.

La pureza de los trazos confiere a sus grabados un impacto minimalista. La simplicidad está presente en toda su obra, que a pesar de utilizar pocos elementos, están dotadas de una gran expresividad y no requieren de ningún elemento más.

No pule previamente las planchas de metal, de este modo las rugosidades y manchas se transfieren al papel de grabado, realzando la textura y el relieve. Incluso a veces, ella misma produce imperfecciones y "heridas" en las ... placas con el fin de transmitir ese efecto de "suciedad" que sus grabados tienen.

En sus últimos trabajos, el rojo y el blanco, o ausencia de color como a ella le gusta decir, son los dos únicos colores escogidos para cubrir la desnudez de sus poderosos trazos aterciopelados.