La obra de Juana produce lo que pocas obras pictóricas consiguen: la emoción estética que exige ir más allá de una técnica depurada para  transmitir el sentimiento cuando se adentra en la realidad a la búsqueda a la belleza. Su mirada aúna la armonía cromática con la sutileza de las transparencias y la fuerza de sus pinceladas  sugieren sus raíces manchegas y su amor por la tierra y las gentes.

El tratamiento de la luz y el color es el lenguaje con el que da vida a bodegones, paisajes, marinas, perfiles urbanos o nostálgicos caminos por los que los hombres y mujeres transitan sus recuerdos. El pueblo al fondo, un horizonte al atardecer, el despertar de la primavera, un paseo por la ciudad, el aliento al borde del mar, las tardes serenas, el bullicio infantil,  las promesas de amor al ... borde de un estanque o los pequeños detalles de lo cotidiano,  son temas de sus acuarelas.

Las acuarelas de Juana logran sacarnos del activismo de la época actual para adentrarnos en una contemplación que enriquece nuestro mundo interno.

En sus últimas obras se plasma el poso que deja un largo recorrido pictórico de más de treinta años. Son obras de madurez que dan un giro más atrevido al color y auguran toques abstractos en su pintura de clara influencia impresionista.