“Me complazco en mis transformaciones, parezco tranquila y consistente, pero pocos saben cuántas mujeres hay en mí”. Esta frase de Anaïs Nin, elegida por Jenny Hernández para acompañar su muestra, contiene muchas posibilidades de interpretación. ¿Por qué complacerse en la transformación? ¿No deberíamos más bien temerle? ¿No debería resultarnos sospechosa e incluso caótica la multiplicidad? ¿Acaso la tranquilidad y la consistencia son solo un asunto de apariencias? O, por el contrario, ¿abrazar estas dudas puede constituirse en verdadera sofrosine? ¿Debemos —he aquí la pregunta tal vez más compleja— asumir esta muestra como indagación en lo femenino o como una indagación en el ser? Lo segundo, por supuesto.(...)