En su segunda exposición individual en la Galería ARTNUEVE, Manuel M. Romero propone una pintura que busca su propia entidad, su propio rito, para dar lugar a un espacio de contemplación, ajeno a las lógicas frenéticas de producción y consumo de nuestro tiempo.
Antes del blanco es un proyecto que materializa la idea de una práctica pictórica liminal, que comienza cuando aún está por abordar un soporte concreto y que, a medida que toma forma, se define, más allá de sus cualidades plásticas en el plano bidimensional, por como describe su contexto, el espacio-tiempo que la ha condicionado desde antes de ser.
La obra de Manuel M. Romero se construye desde lo excedente. En su estudio, veintiséis escalones bajo el nivel de la calle, la percepción de la realidad varía respecto al exterior, pues el pulso de la pintura se adueña de cuanto allí sucede. Telas, maderas y papeles están en continua...rotación y pasan temporadas en la pared, en el suelo o en la esquina donde se almacenan los trabajos en proceso. Es como si tuvieran varias vidas, en el curso de las cuales el desgaste de las pisadas, las salpicaduras de spray, el residuo que desborda de otras pinturas acaban generando en su piel una cierta cualidad, no definitiva, sino abierta y elusiva, cuyo crecimiento puede detenerse de pronto y reanudarse tras meses en stand by. En estos largos periodos, sus pinturas se van tornando objetos con memoria. Cada obra registra el paso de meses o años en estratos que se van sumando al soporte, como en una cápsula de tiempo o un yacimiento aún por excavar.
Es al espectador a quien se anima a hacer una labor de rastreo de todo ello, a partir de una imagen que parece haber quedado petrificada, en la que cada rastro o incidente resuena e influye en el resto, informando de su futura ausencia, imponiendo su presencia poco antes de desaparecer de nuevo en el plano pictórico. El instante suspendido del estudio se traslada de este modo a la sala de exposiciones, con la salvedad de que aquel flujo, continuo e íntimo, entre momentos y superficies ha cristalizado ya en entidades pictóricas sólidas y discretas, que juegan con la alternancia de lleno y vacío en las paredes y dialogan con los ritmos del interior y del exterior del espacio.
La propuesta de Manuel M. Romero convierte pues en presente un tiempo pasado e instaura entre nosotros un silencio visual exigente, elegante y obstinado, contrapuesto a esta época convulsa en la que parece que hemos de vivir aturdidos por la celeridad y demasiado acostumbrados a formas de ver y hacer que formulan su propia caducidad como una ley de hierro.
Jose Miguel Pereñiguez y Manuel M. Romero
Entrada actualizada el el 05 jun de 2023
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