Después de haber radicado en España durante quince años Miguel Aguirre (Lima, 1973) retornó al Perú a principios de 2017. Al igual que muchos (¿cientos, miles, millones de?) peruanos, ha constatado casi a diario que la política local continúa siendo una suma de todo, menos de honestidad, probidad, inteligencia y acierto. Un sentimiento generalizado que se convierte en una creciente desafección hacia la clase dirigente.
Al dedicarse a las artes multidisciplinarias, una profesión con sus ventajas y defectos, pero tampoco libre de sus propios rigores, Aguirre encauza su descontento y malestar a través de su producción artística.
Con mucho sarcasmo, Aquí no pasa nada es el título de su nueva exposición en la cual presenta un conjunto de obras recientes y en distintos medios como pintura, tejido, dibujo, objetos e impresiones. A partir de nuevas colaboraciones con Elvia Paucar, Amelia Veliz, Pachacutec Huamán y Leo Roose Jaureguy, el artista despliega un...abanico de imágenes para señalar aquello que historiadores como Jorge Basadre o Alfonso W. Quiroz han indicado mordazmente: que la corrupción expresada desde sus múltiples facetas tales como cohecho, prevaricación, colusión, tráfico de influencias, compadrazgo, fraude, desfalco y, finalmente, impunidad forman parte de la idiosincrasia de nuestra clase política desde por lo menos los primeros años republicanos -y por ello la presencia en la muestra de emblemas, símbolos y de algún caudillo-.
Entrada actualizada el el 09 sep de 2019
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