En Ascensión y caída: un sacrificio, Odériz da continuidad a proyectos recientes en los que resignifica materiales, restos constructivos, residuos urbanos o piedras y rocas encontrados ya sea en la ciudad o en su hábitat natural para desafiar el propio hecho escultórico y los mecanismos del arte que lo legitiman.
La obra funciona a modo de laboratorio que reproduce procesos escultóricos para cuestionarlos y deconstruirlos en busca de su propia esencia. Indaga en los rituales mexicas como inspiración para concebir un proyecto articulado en torno a la idea de caída, como cierre de un acto previo, la ascensión. Caída que implica una ruptura.
Dentro de la cosmogonía mexica, la divinidad Coyolxauhqui —encontrada en 1978 a pocos metros de donde se exhibe la muestra— es quien encarna mejor esta pareja ascensión-caída. De acuerdo al mito mexica, Coyolxauhqui guió a sus hermanos hasta Coatepec donde su madre, Coatlicue —la diosa madre— se encontraba embarazada...de un padre desconocido. Coyolxauhqui y sus hermanos pretendían asesinar a la diosa. Sin embargo, en ese momento Coatlicue dio a luz a Huitzilopochtli quien nació vestido de guerrero, decapitó a su hermana Coyolxauhqui y lanzó su cabeza al cielo (convirtiéndose en la luna), mientras que su cuerpo fue arrojado y cayó montaña abajo, desmembrado.
El mito unido a su representación formal —la piedra de cantera rosa con la imagen de Coyolxauhqui— ilustra en este contexto la transformación de un material en un símbolo, adquiriendo una función ritual vinculada, en este caso, a la idea de sacrificio.
Entrada actualizada el el 14 feb de 2019
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