Es de Cádiz pero vive en Cartagena. Gonzalo Sicre es uno de los representantes más genuinos de la figuración y de los neometafísicos reunidos en la colectiva "El Muelle de Levante" a comienzos de los años 90. Precisamente, con uno de ellos, con el también pintor y becario Endesa, Ángel Mateo Charris viajó a Cape Cod tras los pasos de Edward Hopper para pintar sus huellas y presencias que luego mostraron en el libro y en la muestra "Cape CodCabo de Palos" en la Muralla Bizantina de Cartagena en 1997. No en vano el americano es una referencia obligada al revisar el trabajo de Sicre y observar el modo de situar las figuras en las imágenes y su actitud de búsqueda, diálogo, espera o contemplación. Son composiciones ordenadas, en reposo y en silencio que producen una inquietud tan cercana al misterio como a la soledad que tan ... bien plasmó Hopper. "Salvo en alguna excepción, la mayor parte de mi trabajo consiste en vaciar lo que está lleno y llenar lo que está vacío...Entiendo la realidad como un medio con el que contar o no historias de una forma no muy clara. Me interesa crear varias lecturas en un mismo cuadro".

Sus primeras individuales arrancan en los primeros años 90: en Cartagena presenta "Monumental y Pintoresco" en 1991 y en el Casino de Cádiz "Tierra de Gigantes" en 1992. Desde entonces hasta hoy mantiene una presencia continuada con exposiciones cuyos títulos revelan sus intenciones, unas veces poéticas otras más descriptivas pero siempre sugerentes. Entre otros: "Oh, happy days", "El año del eclipse", "Cuatro de Julio", "El final de las vacaciones", "De ningún lugar a ninguna parte", "Doce horas de luz", "Cuaderno de Viaje" (My Name´s Lolita Art de Madrid, 1998), y al año siguiente "El Museo Vacío" (Diputación de Cádiz) y "Muerte de un galerista" en DV de San Sebastián son algunos enunciados jugosos de su carrera. Pero es que la pintura de Gonzalo Sicre "juega con la ironía y el concepto, pero más aún con la evocación poética o literaria... Sus imágenes suscitan la impresión inquietante de un tiempo detenido... que en parte, les presta un aspecto "metafísico".

El primer premio del Certamen de Jóvenes Artistas de Murcia en 1989 o la selección en convocatorias como Murcia Joven, los premios Bancaixa de pintura y en distintas bienales reconocen la obra de Gonzalo Sicre hasta lograr la Beca Marcelino Botín en 1998 y la Beca Endesa en 2003. "En sus cuadros encontramos ese gusto por una pintura ajena a las dudas e intransigencias de la moda, ese sentirse cómodo narrando a través del color, ese modo limpio de contar lo visto o imaginado, que no siempre asoma en propuestas parecidas".

Gonzalo Sicre es un pintor dotado de recursos y con una habilidad natural para captar la luz en las escenas, a menudo nocturnas, definiendo los contrastes y las sombras de las arquitecturas construye un mundo de imágenes detenidas, atemporales y de gran riqueza cromática. Aptitudes y calidades constatadas en la presentación en 1998 de "Continental", primero en el Espacio Uno del Museo Reina Sofía de Madrid y luego en la Sala de Verónicas de Murcia. La serie representaba habitaciones de hotel que parecían suspendidas en el tiempo o rescatadas de ambientes cinematográficos. Por su parte su interés por el arte de Asia y en especial por la cultura china, se refleja en la serie "TokoUtsuri" (Juan Manuel Lumbreras de Bilbao, 2002) con recipientes domésticos, fuentes, bol, jarros y vasijas que destilan "magia" y que para Ángel Mateo Charris ofrecen al espectador "un pantagruélico banquete para la vista, una bacanal de grises y pardos, de texturas y sutilezas de tono". Porque en definitiva la pintura de Sicre, como apunta Charris, "no sólo es poesía pintada sino pintura vivida, experiencia pictórica recreada".