El Paraguay es una isla rodeada de tierra en el corazón del continente, definió Augusto Roa Bastos. El arte erudito de Asunción puede pensarse como otra isla, rodeada por el arte popular que, a veces, lo contamina y singulariza dentro de la globalización.A fines de los años sesenta, Ricardo Migliorisi (Asunción, 1948) emprende búsquedas vitales a través del dibujo, sostenidas en la sensorialidad de la cultura psicodélica. Consciente de los aspectos periféricos del arte paraguayo asume un lenguaje propio para elaborar una imagen híbrida tanto en su contenido como en sus formas derivadas del surrealismo y el pop, la cultura hippie y el mundo del espectáculo. Su obra se consume en el propio acto creativo afirmado en la constancia de la pulsión erótica; una sexualidad jocosa que afirma la libertad individual y el goce de los cuerpos en la cerrazón de la dictadura. Frente a los cuerpos controlados presenta cuerpos...híbridos, mezclados, mimetizados en bestias y objetos, donde lo femenino se entrelaza con lo queer. Es el salto del arte paraguayo a una contemporaneidad bizarra, en los múltiples sentidos de este término.
Entrada actualizada el el 17 jun de 2019
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?