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"Encara de nou" [Aún otra vez] nace con la intención de realizar una exposición donde el respeto por la estructura y la historia del espacio expositivo, La Gallera, sea una constante y donde obra y espacio puedan estar en plena convivencia.

El título de la exposición reitera la idea de repetición como acción, y esconde (o anticipa) la imposibilidad que ésta conlleva.

Partimos de una estructura tan obvia como funcional, un espacio circular con un perímetro interior marcado por un dodecágono evidenciado por arcos y pilastras que recorren las dos alturas del espacio. El montaje expositivo reproduce la estructura de la sala, no como sala de exposiciones sino como gallera, mas del mismo modo nos remite al periodo de su construcción y a su vez, toda la exposición, como todo el trabajo de ... Daniela De Lorenzo, supone una citación continua de la historia del arte europeo.

La planta baja sigue quedando reservada para el motivo del encuentro, la pelea de gallos; el primer piso es para los espectadores, a quienes interesaba tanto cual era el gallo vencedor como cualquier acción (movimiento, anécdota) que estuviese sucediendo a los vecinos, apostantes vencedores o perdedores, saciando el inevitable instinto voyeur que el espacio despierta.

"Encara de nou" reproduce el juego de miradas consecuencia de la acción pero con diferente sujeto y razón. En la planta baja sigue sucediendo la acción, tres esculturas, apoyadas directamente en el suelo, realizadas (ex profeso para la ocasión, con la financiación de Consorcio de Museos de la Comunidad Valenciana) en fieltro de color rojo que se retuercen de forma "innatural" y forzada. En el primer piso, entre los arcos, de forma alterna hay 6 videos proyectados, seis estudios sobre un mismo tema que se pueden ver desde la planta baja con un ligero movimiento, casi retorcimiento del espectador, percibiendo la sensación de estar observado por las diferentes figuras del video, pasando pues a formar parte también de la acción.

Davanti, situada discretamente en el ángulo izquierdo de la planta baja participa también en este juego de miradas. Un autorretrato de la artista basado en una mirada trucada mediante una pestaña postiza colocada a mitad de la mejilla de la artista a través de la cual proyecta su mirada hacia el objetivo de la cámara fotográfica que ella misma coloca sin control con su mano. Estamos ante una mirada que a su vez se dirige al centro de la escena, un espectador fuera de lugar que participa en esta práctica de "mirones".

Es el primer piso el que permite sentirse realmente espectador, los videos se ven en una posición más natural y se puede apreciar que el punto de vista correcto de las esculturas es esta primera altura.

Despojada de cualquier implicación o intención relacionada con la experiencia mística religiosa, “Encara de nou”, retoma únicamente los cánones y el modo y no su esencia.

En la planta baja las tres esculturas han sido realizadas a partir del cuerpo de la artista, ella es el molde o modelo y también la escultora. Realizadas en fieltro, material utilizado habitualmente para la confección de vestidos, se transforma con Daniela De Lorenzo en el cuerpo en sí, es la ausencia la que marca la presencia de quien está, o ha estado o está por llegar.

Son gestos que sirven como hilo conductor entre el primer y el segundo nivel, gestos que nos invitan a levantar nuestra mirada de una forma casi dirigida como en escenas ya propuestas por artistas como Juan de Juanes en la obra San Esteban disputando en el templo (1565 c.) donde el brazo de San Esteban sirve como guía para que el espectador siga el orden de la historia narrada; o en La Resurrección (1584-1610) del Greco en la que la verticalidad viene expresamente marcada por cuerpos esbeltos, con brazos estirados y cuellos alargados hasta provocar una posición similar al espectador.

Ya en el primer piso, Daniela De Lorenzo se vale del video como medio para representar aquello irrepresentable, ideas tan antiguas como el tiempo y la memoria, la ausencia… Una representación de lo irrepresentable, de lo no tangible, en un espacio tradicionalmente reservado para ello.