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El biólogo Manuel Quirós es el hombre que un día ha despertado en el mundo de los animales vivos al descubrir en la pintura, la relación milenaria que existe entre la vital energía de la naturaleza y la espiritualidad plena de curiosidad que caracteriza al hombre.

Esa curiosidad que no es mas que ansia de saber, y ahí el científico encuentra su función, y también es el constatar una profunda necesidad de convivir con esos seres que nos acompañan, innumerables, en nuestro planeta.

Este planeta Tierra del que tanto se habla: de los peligros que le acosan cada vez desde más cerca.

Las especies en peligro son siempre mas y nuestras conciencias a cada momento menos consistentes.

El drama ecológico pone en peligro nuestras almas, sacude en nuestro interior convicciones olvidadas y valores éticos postergados.

El peligro es para ... la entera sociedad, lo abarca todo. Esta sociedad nuestra que en ocasiones cada vez más frecuentes resulta humillada por su propia indolencia, por no decir estupidez.

En Manuel Quirós se dan al mismo tiempo, el cazador y la presa. Quirós busca en la instantánea de la vida animal, una fugaz y certera imagen para atraparla y hacerla suya. Aunque en lugar de la muerte aparezca la vida.

El arte de la pintura que él utiliza, se caracteriza por su maravillosa capacidad para dar al instante detenido, un movimiento nuevo, recién nacido, la movilidad vital de la recreación, a través del color y la luz. ¿ y porque es Quirós también la presa.? Simplemente, porque en su "encuentro" con su hermano animal, se recomponen los lazos que les unen, Quirós entra en la vida del gavilán o en la respiración acompasada del petrel, entra en su vuelo, en su aire. Al integrarse así cae prisionero gozoso de un atávico comportamiento.