Bicho de cuerpo blando, pero de buena piel es una gran instalación compuesta por piezas hechas a partir de tejido pintado y espuma que se asemejan a algún tipo de bicho, de ser vivo, y que parecen flotar en el espacio. La obra, que ha sido exhibida con anterioridad en diferentes museos de Brasil, y en la National Art Gallery de Namibia, es desmontada al final de cada exposición y sus pieles transformadas en prendas de vestir. Esto da lugar a la segunda fase de la obra que funciona fuera del recinto expositivo, y que la conecta con el mundo exterior, con el mundo “real”. A partir de esa transformación, la obra cobra autonomía al apropiarse de cuerpos ajenos, los utiliza como medio de locomoción para transitar por otros territorios (un día la instalación expuesta en el EAC estará circulando por el mundo, sobre cuerpos de personas, viviendo imprevisibles situaciones, algunas de ellas inimaginables para una obra de arte).