La exposición lleva aparejado un proyecto de itinerancia que arrancó su singladura en  la Iglesia de San Domingos de Bonaval en Santiago de Compostela, recalando ahora en el monasterio de Oseira, donde interviene la magnífica y afamada Sala de las Palmeras.

Este proyecto expositivo, junto con su itinerancia, es posible gracias a la colaboración entre las siguientes instituciones gallegas: La Diputación de Ourense, de la mano do su Centro Cultural, La Concejalía de Cultura de la Xunta de Galicia, el Xacobeo 2010, la Concejalia de Cultura de Compostela, de la mano del Auditorio de Galicia, el Arzobispado de Compostela, La Concejalía de Cultura de Orense, la Fundación Vicente Risco y el Museo do Pobo Galego.

A modo de site-specific Xurxo Oro Claro, presenta la muestra Bosque 3.050, propuesta basada en una pieza con el mismo nombre, formada por un conjunto de 38 árboles de acero inoxidable, sobre un basamento de guijarros.

Bosque 3.050, es realizado originalmente para ser instalado, a modo de sarcófago colectivo, en el espacio camino de la iglesia medieval de San Domingos de Bonaval, en Santiago de Compostela. Mediante un viaje a través de espacios y tiempos diferentes la pieza se integrará en diferentes lugares, como en el caso de Oseira, cargados de espiritualidad, historia y arte.

Cada una de las piezas que conforman este montaje escultórico está realizada sobre la base -la denominada alma en escultura-, de un árbol real, sobre el que se genera una escultura metálica. En palabras de la comisaria, por bosque entendemos un conjunto de individuos interdependientes que conforman un único organismo vivo, aunque el bosque que nos presenta Oro es un bosque muerto que fue embalsamado con la promesa de una nueva vida futura: una metáfora perfecta de la angustia que le produce al artista la depredación que hacemos en nuestro medio natural, medio con el que conformamos un todo. Xurxo Oro, con esta pieza, quiere acercar sus valores éticos y estéticos a espacios de gran fuerza espiritual y potencia formal. El montaje no solo respetará las especiales características de estos espacios de culto, sino que participará de pleno de la espiritualidad que estos emanan.

Xurxo Oro, esta vez, encierra un bosque imaginario, formado por varias especies del biótopo gallego, y especies invasoras de este, en sus habituales cajas herméticas. Treinta y ocho árboles se cubren de acero, son momificados e inmolados como exvotos para pedir una segunda vida transitoria alentada por y para el arte.