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Esta muestra, que se puede visitar en la Sala Estudi General del edificio histórico de la Universitat de València, nos adentra en el característico lenguaje pictórico de Rosa Torres, un lenguaje que se convierte en una exigencia de reducir la imagen a su mínima expresión. Esto lo consigue de manera especialmente brillante con los paisajes, en una especie de deconstrucción de la imagen muy característica de la artista.

En esta exposición, según explica el comisario de la exposición, Martí Domínguez, se presentan alrededor de una veintena de obras de gran formato (150 cm x 180 cm), buena parte de ellas realizadas en la década de 1980, algunas de ellas expuestas en la Bienal de Venecia, pero lo más importante ... es que, en su mayor parte, son inéditas para el público.

Martí Domínguez señala que con esta muestra el público tiene 'una excelente oportunidad de conocer la obra y la evolución de una pintora histórica, formada en la vanguardia valenciana de los 70 y su trayectoria'. Una singladura que, según explica, apunta a 'una interpretación muy personal del paisaje, en concreto del Maestrat. También son muy interesantes sus interpretaciones de las montañas valencianas, del Montgó o del Penyagolosa'.

En esta exposición, Rosa Torres se centra de forma especial en los paisajes: en los bosques y en las montañas, reduciendo la esencia de la naturaleza mediterránea a unas cuantas notas de color. Esta visión suya, reducción de una reducción, también lo aplica en el momento de interpretar algunos jardines urbanos, como un paso más en el análisis de nuestra naturaleza.

Para el artista, la exposición supone 'un redescubrir o rencontrarse con paisajes que pintó en los 80 y que estaban depositados en la antigua galería Sen'. Y Rosa Torres añade que le gusta especialmente ver toda la obra reunida por 'apreciar la evolución de una expresión barroca primigenia, a una más simplificada, tanto en el trazo como en la manera de representar la imagen'. La artista ha donado la obra 'Penyagolosa' a la Universitat con motivo de la muestra.

Sea como fuere, la exposición, que puede visitarse en La Nau de la Universitat, es el resultado de unas obras cromáticamente muy poderosas, que cautivan al público nada más entrar en la sala, poderosamente pintada en azul, y donde los equilibrios en la composición de las obras están exhaustivamente estudiados. En cada una el arquetipo de la naturaleza valenciana se capta con una sorprendente habilidad. Se trata de ir muy adentro de aquel paisaje: sublimarlo y reducirlo a una forma, a un color de base, sin que por ello pierda su intrínseca verdad. Al contrario, desprovisto de todo lo superfluo, aquellas masas están llenas de contenido y de sabiduría.

Además de las obras, también se muestran 60 apuntes, los bocetos que realiza Rosa Torres antes de enfrentarse definitivamente con el lienzo. Son unos trabajos muy sugerentes, donde el pequeño formato le permite una agilidad y versatilidad nuevas, independientes de la obra definitiva. De esta manera, el visitante entenderá cuáles son los pasos que sigue la pintora en el momento de la creación artística, y como tras ese lienzo hay todos estos estudios preparatorios.

El objetivo último de la exposición es dar a conocer una parte muy significativa de la obra de Rosa Torres, inédita en gran parte hasta ahora: un período que cautiva desde la década en 1980 hasta nuestros días.

Completa la obra un catálogo, una obra polifónica, que cuenta con las colaboraciones de los críticos J.F. Yvars, Alfonso de la Torre, Román de la Calle y Francesc Miralles, y una introducción de Martí Domínguez