Bajo el título de 'Cambio de morada', Diego Opazo (Santiago de Chile, 1966) nos muestra su obra más reciente. Este cambio de morada se podría entender como una 'huida del mundo' practicada por ascetas, místicos o ermitaños, o bien como un ejercicio místico-religioso de acercamiento a Dios huyendo de la vida sensual y terrenal. Sin embargo, esta huida, este éxodo a espacios anacoréticos como bosques y montañas, es un acto poético de búsqueda de un nuevo estado. No es el tránsito de lo mundano a lo divino, sino la metáfora de un viaje inevitable, ese viaje inevitable como respuesta de un sentimiento de enajenación en su pertenencia al mundo, de un extravío del entorno, la búsqueda del remedio ante la certeza de sentirse fuera de lugar. En definitiva, poner fin al conflicto que se desarrolla en la lucha por encontrarse en el verdadero lugar. Una serie de ... fotografías y una videoinstalación que representan el traslado de casa, el traslado a otra forma de estar en sí, donde se puede entender una disposición ascética y autoflagelante, la que hace que la huida del mundo se convierta -finalmente- en la celebración del propio mundo negado y entregado al ocaso voluntario, entendida como metáfora de la muerte o de la última metamorfosis.