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La muestra de fotografía Cementerio de Diablos de la joven fotógrafa panameña radicada en Nueva York, Sofía Verzbolovskis (1987) inaugura el 12 de Junio, a las 7:00 pm y estará colgada hasta el 12 de Julio de 2013.

Con 23 fotografías de Sofía, una instalación en la que participará Andrés Salazar, uno de los más reconocidos artistas de los Diablos Rojos, el video 'Alma de guerrero' de Rose Marie Cromwell y un catálogo con ensayo del Dr. Peter Szok, profesor asociado de Historia en TCU, Forth Worth, Texas, autor del libro 'Wolf Tracks: Popular Art and Re-Africanization in Twentieth-Century Panama', la muestra Cementerio de Diablos es una celebración de nuestra esencia y un llamado de alerta para que no dejemos perder esas tradiciones culturales e históricas que han hecho de Panamá un lugar único en el mundo.

Como fotógrafa, una de las cosas que ... más interesa a Sofía Verzbolovskis (Panamá, 1987) es documentar la geometría de la vida cotidiana. Cementerio de Diablos es su tributo fotográfico a los Diablos Rojos. El año pasado, en la Grady Alexis Gallery, parte del Taller Latino Americano (New York), Sofía mostró su primera serie de fotografías de los Diablos Rojos en la muestra titulada Fin de una era.

Los Diablos Rojos fueron el principal medio de transporte de la Ciudad de Panamá desde mediados los años '50 hasta el 2011, cuando el gobierno comienza a reemplazarlos con los Metrobus y su promesa de ofrecer mayor seguridad y comodidad refrigerada a sus pasajeros, así como más orden en las calles... con su gélido 'look' de contenedores rodantes.

Poco a poco van desapareciendo los temerarios Diablos que, durante años, fueron dueños de las calles de la capital recorriéndolas a velocidad suicida, tocando sus bocinas al ritmo del chirrido de sus frenos, sonidos que apenas podían disimular la música estridente que envolvía a sus pasajeros. Inseguros y violentos, como un desarticulado ciempiés de colores con vida propia, los Diablos Rojos definieron nuestro paisaje capitalino durante más de medio siglo.
Buses escolares de la desaparecida Zona del Canal, eran decorados por artistas locales que pintaban retratos de su familia, paisajes tiroleses, los nombres de sus novias, personajes de dibujos animados, escenas religiosas, con proverbios y refranes del más agudo argot citadino, debajo de una representación inolvidable de Madonna, Osama Bin Laden o el increíble Hulk. No ha habido museo de arte ni performance callejera que recoja, con tanta autenticidad, la esencia del panameño. Hoy día, como un ejército derrotado, solitario y mudo, se destiñen... como suele desvanecerse nuestra memoria nacional.

Abandonados en un campo de Veracruz, más de 600 Diablos Rojos esperan la sentencia que selle su destino. Seiscientos pedacitos de historia, estandartes de nuestra cultura, se oxidan y despintan bajo las inclemencias del sol y la lluvia que, con la valentía que caracteriza a los auténticos villanos, desafiaron durante años.

La economía de la ciudad de Panamá está creciendo, pero una economía próspera no significa dejar atrás el patrimonio cultural del país. Progreso significa echar raíces y crecer desde nuestro centro: celebrando lo que somos y de dónde venimos.