Ruben Lartigue (1972), Martín Tisnés (1978) y Matías Nin (1984), proponen pinturas con el principal denominador común de partir de imá­genes tomadas de Internet. Sus fuentes de ins­piración están mediadas por un artefacto elec­trónico, sea cámara fotográfica, de video o la propia World Wide Web. No hay contacto directo con el objeto representado, nos encontramos a años luz del modelo vivo en el atelier del pintor.

Los Chicos Lartigue son elaboraciones sin­créticas con cuerpo humano y rostro animal, que parten de fotografías de perfiles personales en la web. La elección de los cuerpos respon­de a un deseo de reivindicación de la belleza masculina por parte del autor, y sus máscaras animales surgen intuitivamente o como recur­so para dotar a la pintura de un sesgo irónico, humorístico, con rasgos pop. Coincidentemente con un despliegue de contenidos donde la ... exhi­bición es parte de la propuesta, estas obras son de gran formato, a diferencia del material de los otros dos artistas.

Obscena es el nombre del proyecto de Nin, quien utiliza en esta ocasión el formato pequeño en sus trabajos, que recuerda el de las impresiones domésticas. Las fotografías de jóvenes adolescentes del sexo femenino en las que exhiben su intimidad remiten a los límites imprecisos de lo público y lo privado, la sen­sualidad y la sexualidad, junto a representacio­nes de muñecas también tomadas de Internet, en fotografías donde están puestas a la venta. La obscenidad del título no remite tanto a la exposición del cuerpo sensual de ninfas con­temporáneas sino a su cosificación, al clima de trivialidad en el que se muestran.

Tisnés tituló su proyecto Juegos de rol y su trabajo, aún originado en materiales visuales previos, tiene en ciertos casos un interesante desarrollo hacia la abstracción. Esto es visi­ble no solamente a nivel formal, sino en el contenido de algunas obras en las que, a di­ferencia de los otros dos artistas, la cuestión de género realmente carece de importancia y son los detalles los que delatan el todo. Ros­tros capturados por Webcams, donde nunca se mira de frente: hay una imposibilidad puesta de manifiesto en la intención de tomarse un autorretrato y verse como el otro nos ve. Circui­to cerrado de un juego mediatizado, esquivas intenciones de contacto: en esa jungla habitan sus preguntas.