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El desarrollo científico, que avanza inexorable desde hace doscientos años, transforma constantemente nuestro mundo, tanto las infraestructuras estatales o globales como los aspectos más cotidianos de nuestra existencia. La arquitectura es, sin duda, la primera de las artes mayores que incorporó las nuevas tecnologías. El estilo High Tech se remonta a los años setenta y, en la década actual, no hay estudio de arquitectura que se precie y no disponga de un servicio infográfico para mostrar a los clientes en 3D el proyecto que van a adquirir.

En la exposición que AGAAC ha organizado en la Sala Santa Inés hay obras de arte que exaltan la belleza de las nuevas tecnologías, de los avances científicos y de la arquitectura moderna. Oponerse a las ventajas de la informática, la telefonía móvil e Internet, es un sinsentido. Ahora bien, en ocasiones ... la ciencia y la tecnología provocan desastres medioambientales que igualmente suponen un rechazo social. También la arquitectura desbocada por los desmanes urbanísticos de municipios corruptos y promotoras voraces produce ciudades deshumanizadas en detrimento de la naturaleza. El deterioro del medio ambiente es el aglutinante de los otros temas de esta exposición.

Los medios artísticos seleccionados para esta muestra son de muy distinta naturaleza: media-art, instalaciones, fotografía, collage, escultura y pintura. Evidentemente, los primeros se sitúan más cerca de la tecnología, pero pueden usarla precisamente para criticar la destrucción del medio natural.

La pintura es, quizás, el más tradicional de los medios creativos, por su carácter artesanal. Ocupa prácticamente la mitad de la exposición. No en vano, la pintura sigue siendo el arte principalmente expuesto en la mayoría de las galerías. Ante el despliegue mediático del arte tecnológico, podría pensarse -como han dicho críticos e, incluso, grandes pintores- que la pintura ha muerto. En realidad, el público, incluida la élite cultural que dirige los grandes museos y centros de arte contemporáneo de todos el mundo, sigue dejándose fascinar por la pintura. En las galerías de Nueva York, desde 2006, se proclamó el retorno de la pintura. Lo mismo está sucediendo en Tokio, Londres o París. Hay algo en la pintura que ni la fotografía ni el media-art pueden alcanzar. No es sólo el hecho de que el pintor impregne la obra de su espíritu, de sus latidos, de sus impulsos, al realizarla manualmente, sin intermediario mecánico alguno. Hay mucho más. Una destacada característica propia de la pintura e inexistente en la fotografía o la pantalla del ordenador es la textura. En realidad, la pintura no es bidimensional, nunca lo ha sido. La tercera dimensión pictórica no es la que los genios del Renacimiento imaginaron con sus tácticas ilusorias, sino el mayor o menor grosor del material, el aspecto de la tela, la suavidad o aspereza de los barnices utilizados. Hay algo táctil en la pintura que nos atrae irresistiblemente, algo que no tienen las pantallas de plasma ni los vinilos o cristales en que se soportan las fotografías. Por otra parte, el mérito del pintor, como el del fotógrafo o el diseñador no está sólo en el uso magistral de una técnica, más o menos moderna, sino en la capacidad de expresar una idea de modo genial, alcanzando de lleno el alma del espectador.

Esta muestra de la AGAAC rinde homenaje a las nuevas tecnologías y a los diferentes modos de expresión artística considerando que no son excluyentes, que el media-art no ha venido a sustituir a la pintura, ni las instalaciones a la escultura, sino que la multiplicidad de formas de expresión no sólo es compatible, sino, todavía más: enriquecedora, como entienden a la perfección los jóvenes artistas que manejan diversos tipos de medios.