Este proyecto habla de los movimientos. De los movimientos y los cambios; de invadir, de habitar, cohabitar, de reconquistar. Siempre me he preguntado sobre la naturaleza humana; sobre las relaciones entre los hombres y mujeres con el entorno, con los sistemas sociales y con el propio ser en el mundo. La crisis de la humanidad está en la manera en la que el ser humano se vincula con los otros y con el entorno, anteponiéndose individualmente e ignorando que somos parte de un todo que convive con otros. Descubrí también que parte de esa búsqueda la hace la misma naturaleza, con sus movimientos para subsistir (para resistir). Esos movimientos que van buscando su propio lugar de pertenencia, abarcando lo que siempre fue suyo: el mundo entero, sin limites ni fronteras. Lo desconocido, lo incierto, lo deshabitado, lo extraño, no llega a ser lúgubre y fatal; se manifiesta intrigante e incómodo, pero positivo desde el momento en que soy capaz de admitir su existencia.