Hace tres años con 'Reflejos: la luz teñida', Paz Pérez Ramos presentaba un trabajo personal de reflexión y esfuerzo sobre el campo geométrico que parecía atraerle poderosamente. La línea y el color, ofrecían espacios cambiantes a la luz que cobra ahora, en estas últimas obras, un protagonismo definitivo

'Yo he intentado captar esas visiones que la luz crepuscular, el exceso de luz, su misma fugacidad o la lentitud de nuestro aparato ocular, sustraen a nuestros sentidos', escribía Man Ray hace cien años. Pues bien, un trabajo de cámara fotográfica viva, es lo que los trabajos expuestos exigen del espectador. En ellos la luz se proyecta sobre las líneas que surgen de las aristas creadas como resultado de los cortes efectuados sobre la cartulina básica. El resultado son obras dinámicas que entroncan con la cinética y el Op Art, en la más bella y ... novedosa sencillez. La coloración de los reversos de las formas cortadas, al proyectarse sobre el blanco de una segunda cartulina de fondo, crea un plácido misterio de armonía cromática suavizada en pastel, fuente de frescura y naturalidad que se agradece.

Y como novedad, la incorporación de paneles de madera resultado del avance en el camino epistemológico de síntesis investigación-emoción lumínica. Las sólidas y a la vez ligeras estructuras, se ofrecen a la vista como plantas silvestres que rompen en flor y color con el agua y el sol de primavera. Las líneas de base se perciben fuertes y exactas, mientras la serenidad domina los espacios construidos. Es tanto lo que hay que nada más puede pedirse.