Con el paso de los días, la muestra de la artista plástica Lucía Torres, despierta nuestra sensibilidad, a partir del uso de imágenes propias de libros infantiles. Esa es la llave del portal. Un viaje que toca fibras de nuestra memoria inconsciente a la vez que atiza con preguntas profundas.
Ingresar a The Art Gallery Museum en Recoleta es desplazarse hacia al pasado. Las obras de Torres convocan recuerdos dormidos quizá, por la urgencia del día a día. Como Alicia que persigue al conejo blanco, las imágenes conocidas —propias de cuentos infantiles como el de Las habichuelas mágicas—, funcionan como las magdalenas de Proust despertando nuestros sentidos e induciéndonos en un viaje íntimo.
Las historias —sean de los relatos para niños, como de la vida real, de personas reales—, nos guían en el recorrido. Torres retoma antiguas cartas, mensajes y testimonios para crear varias de sus obras. En ellas, nuevamente se percibe...lo cercano, la intimidad. “Siempre me interesó hacer visible lo invisible. Recuperar historias o personas que no quedan registradas en los libros”, nos contaba la artista en la inauguración mientras nos guiaba alrededor de la pieza que da nombre a la exposición. Son tres rollos de papel de algodón que cuelgan a distintas alturas del suelo. Cada uno lleva escrito distintos relatos, transcripciones de cartas o charlas con los protagonistas. El primer rollo lleva inscripto parte de la vida de sus antepasados en Tucumán, el segundo son los testimonios de tres familias que se instalaron en el sur de nuestro país, cuando aún allí no había poco y nada y en el tercero, Lucía retoma —como una especia de diario personal—, su experiencia de pandemia.
En la exposición, lo artesanal ocupa un lugar central. Tres de las cuatro obras expuestas, están impresas, escritas, intervenidas sobre rollos de papel que a lo papiro, se despliegan y narran una historia. Nos cuentan un cuento, a medida que resuenan antiguos ecos, susurros de ficciones ya leídas y/o escuchadas. Las imágenes van despertando reminiscencias de sensaciones placenteras, a la vez que nos perdemos entre palabras que nos descolocan. “¿Por qué soñamos que podemos hacer ciertas cosas que no hacemos despiertos?”; “¿Es conveniente tener siempre algo que hacer?”; “¿Hubo un tiempo en que todas las flores crecían silvestres?”, nos interpelan personajes de ojos inocentes desde La hora de la siesta en la última sala de la galería.
La exposición se acompaña con la presentación de un libro que documenta todo el proyecto. La artista lo utiliza como medio para acercar al visitante a los textos utilizados en las obras. De esta manera quedan accesibles para el que quiera profundizar en los relatos.
De forma íntima, familiar, cercana, las obras de Lucía Torres nos interpelan y llegan, por momentos a llevarnos hacia un vacío incómodo, para luego elevarnos a la superficie y regalarnos un suspiro fresco.
Entrada actualizada el el 06 dic de 2021
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