-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

'Hay aquí paisajes cotidianos y presentimientos mágicos, lugares reconocibles, rostros que son nuestros, voces que algunas vez habremos escuchado en los oscuros callejones de los corazones rotos. Sin embargo, lo que transmiten estas ráfagas de color y de emociones es el retrato robot de quien firma este amasijo de sueños y de pesadillas, la otra cara de la moneda de la vida diaria.

Ahí está, como imagen de sí mismo, ese ... Fernando Parrilla que ha ido construyendo imágenes ajenas, intentando encontrar en su sombra la luz propia, buscando a dios en el diablo y el amor en el desafecto. Somos el ying y el yang al unísono. Este tío lo sabe y por esto lo pinta, por eso lo escribe y por ello nos invita a reconocer, sin más, nuestro propio retrato de Dorian Gray, ese cúmulo de años y de remembranzas, esa trenza de gritos y susurros que nos habita en secreto y que nos devuelve la fotografía ocre de lo que fuimos y el oscuro presentimiento de lo que habremos de ser más temprano que tarde. Quizá Parrilla no se rebela ante ello pero resiste, vive y sobrevive y fabrica con colores o con letras pequeñas brújulas de belleza para que no nos perdamos nunca en la noche eterna'.

Juan José Téllez