Vicente Fernández Cervera dijo en una entrevista con motivo de su anterior individual en 2005 “El caos es azar, es un juego de probabilidades, y en mi obra no hay espacio para el azar”. La contundencia de tal afirmación viene a revelar algunas de las claves de la obra del artista valenciano. Unas relacionadas con su manera de concebir el espacio pictórico, y otras, implícitas en el proceso de concepción y realización de su obra.

Fernández Cervera se adscribe a lo que se llama la Abstracción Geométrica, una de las líneas rectoras más longevas y fructíferas de las que recorren la modernidad artística desde la Vanguardia Histórica hasta los neoconceptuales, demostrando una capacidad de adaptación al medio (en este caso deberíamos decir al discurso dominante) sorprendente cuando se compara con su aparente, solo aparente, sencillez formal. Dentro de la tradición ... geo Fernández Cervera trabaja desde la facción “hard-edge”, es decir, la que construye el espacio pictórico como áreas de color homogéneo con límites precisos y bien delineados, estructura la superficie a partir de una trama ortogonal con un ritmo marcado por el juego entre verticalidad y horizontalidad, renunciando, en una declaración de antiindividualismo, a las posibilidades expresivas del trazo o la carga matérica.

El pintor valenciano aborrece al azar, entendido como la confluencia de fuerzas irracionales e incontrolables a las que se somete el artista en el paradigma romántico, pero no renuncia al juego, en su caso un juego mental que hace uso del número y las relaciones matemático-geométricas para construir el cuadro según el principio clásico de la relación del todo con la parte y de las partes entre sí, con el ideal de conseguir más que obras singulares, superficies pictóricas que se han autogenerado como consecuencia de la creación de una secuencia de principios combinatorios a partir de una unidad visual mínima, el cuadrado.

La serie de trabajos que ahora se presenta en Galería Barbarin, todos menos uno realizados a lo largo de 2007, presentan como hilo conductor el tratarse de estructuras abiertas con el carácter “arquitectónico” de la elección de un conjunto de formas-motivo que aluden de alguna manera a elementos sustentantes, puertas y vanos en la forma simplificada de eles en rotación; sensación que refuerza su vocación tridimensional. En Básico # 20, 21 y 14 las áreas de color se superponen en un movimiento de dentro hacia fuera sobre una base de grises neutros. La sensación visual se invierte en Box 22, una caja de luz, donde se desdibujan los perfiles de unas bandas verticales dispuestas según un ritmo ternario, como si parecieran alejarse del espectador.

Básico 24 y Básico 22 tienen una estructura espacial simplificada. En 24 las áreas de color entran en contacto mediante un tono intermedio, aludiendo a la profundidad haciendo uso del concepto de semitransparencia. Básico 22 se basa en enriquecer la superficie pictórica mediante el contraste de texturas (liso vs. rugoso) y el contraste cromático simultáneo entre una gama de grises fríos-calientes y una potente banda horizontal de un amarillo que actúa como color-luz.