“Tienes que mirar el barroco al sesgo, de modo oblicuo. Así podrás apreciar el oleaje de sucesión”
Lezama Lima
Sentir los ríos y fluir. Estar en movimiento. Acuoso. Perpetuo.
Sumergirse y atravesar las aguas que calan nuestro continente es navegar identidades; modos de ser, estar y perecer. Los ríos son fuente de vida y de contaminación. Desovan los peces. Derraman las petroquímicas. Vías de comunicación, la web antes de la WWW, que tejen en la superficie y bajo ella, aguas subterráneas, un micelio de sopa biótica. Mensajes y mercancías van río arriba y van río abajo. Tráficos legales e ilegales. Venas abiertas y tajos húmedos en la tierra. Afluentes. Barcazas. Canoas. Personas esclavizadas. Maderas y cocaína. Todo pasa por el río. La soja también. Agrotóxico. Agronegocio.
Aguas cristalinas que bajan turbias. “Aguas aéreas” diría Néstor Perlongher y todo se hace barroso. El limo y Lezama Lima se juntan en orillas plagadas de cadáveres: guaraníes,...pampas, conquistadores, soldados, la Vuelta de Obligado, la Guerra contra Paraguay, cuerpos que flotan, vuelos de la muerte. Inundación.
Una América de agua se detiene en esta fangosa orilla del Río de la Plata y empapa las piezas que conforman “Cruce en el Río”. Por estas obras navegan preguntas sobre las identidades latinoamericanas y las subjetividades rioplatenses. Cada una de ellas arroja, como si fuera un anzuelo, o una red de pesca, una pregunta al agua y recoge barro, capas y capas de sedimentos orgánicos que toman forma, por tan solo un momento, para volver a diluirse en el oleaje de la historia-mito.
Adriana Bustos
La artista agradece especialmente a Gustavo Blázquez por su colaboración en la escritura de este texto.
Entrada actualizada el el 18 abr de 2024
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
