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Una montaña de información cabe en la cabeza de un alfiler, los avances de la tecnología apuntan hacia lo liviano, de pronto 500 canciones nos parecen poquísimas, 200 fotografías apenas suficientes para poder tener un registro de un viaje.

Qué necesidad de ir cargando una pieza de mármol de 23 kilos para dibujar en ella un paisaje, un recuerdo. En la playa y sentado frente ... a mis acuarelas me decía que eran por excelencia la técnica del artista viajero, por livianas. Yo veía un tinglado en la mesa que con trabajos se salvaba de la arena, el viento y el mar. Hojas regadas por todos lados, botecitos chiquitos y grandes, colores que saltaban y pensaba para mis adentros, ¿qué tiene esto de portátil? Años después mi percepción ha cambiado, efectivamente, un juego de acuarelas son hormigas junto a los elefantes blancos que representan las piedras litográficas.

La primera vez que escuché al Maestro Per Anderson decir que una prensa litográfica y sus piedras eran portátiles, no entendía muy bien si se trataba de una ironía o si iba en serio. Pronto entendí que iba muy en serio.  No puedo omitir la anécdota que inspiró este proyecto.

Dicen por ahí que los viajes ilustran, en este caso, para mi los viajes se ilustran.