Dice el poeta que la vida sólo es pasado. Y no lo voy a discutir; pero mi abuelo, mi madre, y todos los del alrededor de entonces, siempre decían: cuando llegue el hibierno…; porque, como puede observa el apreciado lector de este minimalismo –si esto lo es-, ahí, y aquí está el hibierno retratado-pintado por pintoras y pintores conquenses, alrededor de la ciudad ivernal. La hibernación es un fenómeno que usan algunos animales, homeotermos para no morir congelados y todas esas cosas que ustedes (los posibles compradores de estas maravillas pictóricas) saben, han leído y, si son de mi pueblo, al lado de las famosas Lagunas de colores, repletas de galápagos, habrán vivido y no le darán importancia.

Cuenca, por estos días, es hibernal, se encoge bajo los abrigos y sus seres, gentes de ivierno que acuden en masa a ... todas las exposiciones que son tan plurales en la Ciudad Alta y en la Baja; van por la Cuenca de callejones airados, y por la otra, la Venecia del Aire, título que una vez me inventé y alguien más trascendente me la copió y la usó. No importa porque el único que sabe navegar los canales aéreos, soy yo desde los Cerros de la Majestad, San Cristóbal y del Socorro. Alguna vez lo contaré. Mientras tanto, despierten y acudan a la Jamete nombre sugestivo, mágico para toda esta clase de divertimentos, donde podrán comprobar per se lenguaje filosófico-pictórico, el alma desnuda y casi dormida, en estado hibernal, vamos, de todos estos viciosos del óleo, las acuarelas, ceras, sanguinas, etc. ¡Pasen, pasen y vean!