Cuerpo y medio se vinculan casi inseparablemente, de modo tal que siempre uno determina las condiciones de existencia del otro. Parece que la vida ha comenzado en el agua, signando esta última cierto sentido ligado al fluir característico de la existencia. 'No nos bañamos dos veces en el mismo río' sentenciaba Heráclito.

Tal vez encontremos allí la clave de sustentación de la poética de Margarita Bali. Pero en su obra, ese devenir de los cuerpos aparece configurado a partir de las posibilidades brindadas por las actuales tecnologías digitales que, a su vez, constituyen un nuevo entorno para el despliegue vital en una espacialidad que promete a los mismos una eterna suspensión.

En el citado contexto, la corporeidad pierde peso para liberarse a través de su propio movimiento; sin destino preciso, pero provocando una ... apertura para la emergencia de su potencia lúdica y configurando lugares otros para una existencia diferenciada de la cotidianeidad rutinaria. Quizá como un modo de escapar a lo profano e ingresar en territorios consagrados. En tal sentido, aparece de manera recurrente una forma ligada a la armonía de lo divino: la esfera. Pero también el agua y el espacio estelar, aunque este último sea apropiado de las imágenes estrictamente científicas de la NASA.

Por último, es factible señalar que la original obra de Margarita Bali abre, en torno suyo, una constelación que aglutina, junto a los frescos de la bóveda de la iglesia de San Ignacio, de Andrea Pozzo, tanto el espíritu de la renovación formal vanguardista como la hibridación de lenguajes, procedimiento que distingue lo decididamente contemporáneo.