El descubrimiento de la “La Dama de Cao” gobernante de una extinta civilización peruana “Los mochicas”, es la inspiración que da origen a la exposición de estos dos grandes artistas. A través de la vivificación de ritos originarios de esa cultura, Pestana y Casas, construyen una reflexión sobre lo intangible y misterioso, que busca dejar en evidencia nuestra mirada aun colonizada por el centro hegemónico Europeo.
Silvana Pestana emprende un viaje cautivada por el color del desierto Trujillano y sus texturas, registra su flora y estudia la fauna que rodea las Huacas, observa las plantas sagradas y se deja llevar por sus poderes chamánicos. A partir de esta experiencia construye esculturas que funcionan como relato de su propia conformación de mujer mestiza.
Por otro lado, Pancho Casas hará el viaje ancestral utilizando su propio cuerpo, que herido tras vivir el rito dispone como ofrenda a Ai-apaec (dios decapitador). Después de 2000...años esta performance funciona como una actualización del rito sacrificial mochica. Casas describe los primeros momentos del rito: “Ya en lo alto los sacerdotes encienden el fuego, los sahumerios, Silvana cubre mi desnudes con el vestido estampado de peces que perteneció a la emperadora, y su nariguera labrada se incrusta brillante en mis fosas nasales; el chino me entrega sus pesados cetros de cobre, luego pone la milenaria corona de oro en mi cabeza, tras de mi sale en su esplendor la luna llena, ya no tengo miedo”.
Entrada actualizada el el 18 oct de 2017
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