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La Galería Cristóbal Bejarano inaugura la segunda exposición individual en esta galería de DANIEL FRANCA (Sevilla 1985), artista Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla. Daniel Franca ha disfrutado de importantes becas de investigación artística entre las que destaca la de la Fundación Antonio Gala en Córdoba, la de paisaje de pintores pensionados del Palacio del Quintanar en Segovia, la beca de paisaje Xavier Pousa en Mondariz (Pontevedra), la beca taller de paisaje Santa María de Guía en Gran Canaria, etc. Ha obteniendo reconocimiento en importantes certámenes artísticos como el Premio de Pintura del Ateneo de Sevilla, Accésit en el certamen de Grúas Lozano, Premio de Pintura Zurbarán en Fuente de Cantos, premio Certamen de Pintura Ciudad de Melilla, etc.

Daniel Franca nos muestra un conjunto de pinturas realizadas en Ronda, ciudad en ... la que está trabajando actualmente, y otras de su proyecto pictórico desarrollado durante su estancia en la Fundación Antonio Gala. Obras en las que podemos observar cómo su pintura ha ido madurando, desde su anterior exposición hace tres años, se ha ido haciendo más intimista, y en la que podemos admirar un dominio excelente del dibujo y del color. Daniel Franca, partiendo de la realidad, nos muestra patios, rincones de casas, arquitecturas, espacios que están desapareciendo y que nos evocan otra época, son pinturas resueltas con amplias pinceladas, de una manera fresca, con grandes manchas de color y extraordinaria riqueza de matices. Obras en las que se observa el paso del tiempo, llenas de belleza, que transcienden la realidad de la que parten, cargadas de poesía y nostalgia.

Rafael Cerdá

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Probando el ataúd. Reflexiones en torno a un cuadro de Daniel Franca -fragmento-

El patio, la tarde y la ciudad entera comienzan a escorarse hacia las sombras.

La corrosión mueve ficha sobre el damero irregular de las baldosas y rompe sus contornos: una mancha siena se derrama sin lugar a donde ir. Y nosotros, los espectadores, los convidados a este patio de piedra nos vemos asediados por la bruma. Miramos en dirección a la puerta, a la salida por la que se cuela la luz... pero no somos capaces de levantarnos del rincón oscuro donde el pintor nos retiene. No podemos hacerlo y no nos importa. Estamos condenados a probar el ataúd mientras dure nuestra contemplación del cuadro.

La fuga está de antemano frustrada. Entre la puerta y nosotros se muere el ficus de ramas retorcidas quebrando la severidad de las líneas, pero que nadie se engañe: esas ramas son trucos del pintor. El rectángulo final está ahí. Su rigidez helada. Del otro lado de la puerta Thánatos nos mira.

El tiempo fluye, sigue. Nada puede hacerse. Nada salvo esperar. Y la mejor celebración de este deshecho que somos consiste en acatar en silencio el desgaste.

La lentitud vegetal. La disolución. La niebla. La luz en la niebla.

El olvido.

La nada.