Las propuestas de Daniel Gutiérrez Adán guardan siempre ese punto de armónica tensión entre la profundidad metafórica y de contenido de sus piezas, y su extraordinario y sutil despliegue estético. No en vano hablamos de un artista de una solidez y trayectoria indiscutible, tan firme y coherente, como innovador y perseverante en la investigación de nuevas vías de expresión.

Su trabajo es siempre directo, cara a cara con el medio, sin intermediarios. Y así lo ha sido su experiencia con la escultura, el objeto e instalación, como en estos últimos años igualmente con la fotografía y el vídeo. Investigar, adentrarse en el alma de las herramientas para hacerlas hablar en múltiples direcciones.

En ... su proyecto Silent de 2007 nos adentramos en una propuesta conceptual y formal radical y perfectamente resulta sobre cuestiones que atañen a la condición humana, a su doble moral, generando múltiples espacios y atmósferas de significado.

Gutiérrez-Adán es pues un creador de metáforas-atmósferas reales. Todo en él es creíble porque es auténtico, no hay ficción. Como los mejores poetas sus obras-versos emanan del alma, de sus dudas y certezas, de sus convicciones, indignaciones y alegrías, de su diálogo, interlocución y convivencia con el mundo, pero desde la experiencia estoica y asumida de la soledad. Como narrador de la existencia no desea dejar espacios vacíos, sacos rotos donde se cuelen por su puerta de atrás y caigan en el abismo del olvido las conductas más execrables de una sociedad y civilización que se sonríe egoísta y aparentemente comunicada. Frente a la falacia el artista confronta una obra fotográfica, en vídeo y objetual donde la presión de la verdad contenida en su serenidad formal las deja al límite de la explosión emocional. Poemas de amplio calado, versos al limite de la congoja, que emocionan en la contemplación nunca indiferente de sus obras, y que cuestionan, como no, desde múltiples ángulos, el sentido de nuestra existencia.

Su último proyecto, desarrollado para esta Galería Nuble, es una propuesta abierta sobre la comunicación e incomunicación en nuestra sociedad y mundo contemporáneo. Una sinfonía existencial con una partitura perfectamente equilibrada, donde intervienen objetos-luminosos, vídeos y fotografía.

La bienvenida y antesala de su proyecto se nos hace visible en la proyección circular, sobre una de las paredes de la escalera de acceso a la galería, de un vídeo en bucle donde un personaje danza a ras de suelo. En un luminoso podremos posteriormente entrever o adivinar la palabra 'incomunicados' que estará dialogando con otro luminoso que nos propone paralelamente trascender las barreras de la comunicación a través de un 'vamos'. Un nuevo vídeo nos permitirá ver veladamente a un personaje en un espacio íntimo que se desviste en soledad.

La obra de Daniel Gutiérrez Adán es, sin lugar a dudas, una invitación abierta a la contemplación silenciosa y desnuda, y desde esta experiencia emanarán nuestras proyecciones sobre la vida y la condición humana con una enorme intensidad poética.

Una mano rota femenina, fracturada y olvidada por la violencia y sinrazón posesiva, aferra en sus dedos un soñado avión de alambre. Las lágrimas rojas han pintado de carmín las uñas del dolor de madera. 'Un millón de noches', este es el título de esta fotografía, canto desesperado a las mujeres que viven en el miedo y la soledad contando las noches para poder verse amanecer...

 'La cuneta blanca' despliega un espigón de cubos blancos tatuados con la misma letra en sus seis caras. Con ellas, en la combinación aleatoria del mar del tiempo, se podrán construir los nombres y lugares de los abandonados por la historia.

'Si no estás'. Quizás también podríamos enunciar esta fotografía como ¿Qué hacer sin ti? El miedo a la soledad, a quedar incomunicados bajo el desplome de un frágil e inestable dintel-vida de parafina grabado en papel fotográfico por el obturador de la Hasselblad analógica del artista. El vano, el vacío en este caso,es paradójicamente un espacio abierto a la esperanza.

'En este roto' se podrían escribir los versos más tristes en la fragilidad de una barca que navega en los inestables océanos y mares de la vida, pero en esta ocasión el artista nos vuelve a abrir un camino de luz y esperanza. La barca vuelve, se dirige hacia nosotros, tal vez ofreciéndonos una segunda oportunidad de reconducirnos en otras direcciones posibles.

La dualidad como principio básico de definición de la realidad o del propio comportamiento humano, es común a la gran mayoría de culturas. El bien frente al mal, la alegría frente a la tristeza, el drama frente a la comedia... En su obra 'El otro costado' el artista nos propone un objeto, espacio-túnel en movimiento, frente a la quietud del paisaje de su entorno. Una invitación más a adentrarnos en ese otro lado de las cosas, del ser humano y del pensamiento.

Nuestro breve e intenso paseo por su obra concluye en silencio, con el pensamiento sanamente agitado, y como siempre, sin quedarnos indiferentes.