El análisis de la recepción acústica como fuente de vibración en los vegetales sirve como principio para Un último día perfecto, instalación que a partir de un cultivo de remolacha, iluminado artificialmente y estimulado con sonido, invita a reflexionar sobre como el ser humano se relaciona con el universo por medio de las plantas.
En este proyecto, la horticultura se presenta como un dispositivo de gozo, placer, resistencia y autonomía frente a un futuro incierto. En la sala, las ondas sinusoidales (sonidos) y la luz artificial construyen un espacio de contemplación y escucha profunda donde convergen la recepción acústica y lumínica tanto para los vegetales como para los humanos. La estimulación sonora que se emplea en las remolachas se produce a partir de una pieza multicanal y de un dispositivo transductor conectado a un micrófono de voz abierto al público; quienes asisten son invitados a estimular el crecimiento de las plantas...con la vibración de su voz. La instalación se complementa con un video procesado del Sol.
David Vélez (Bogotá, 1973) es un artista que se interesa por las relaciones que surgen entre el sonido y los alimentos de origen vegetal. Vélez explora la sonoridad como parte de su interés en lo invisible, lo marginal y fluctuante, donde la intersubjetividad de la escucha es una consideración esencial. En su obra, Vélez se pregunta por la comida entendida como materia orgánica, vital, para crear con ella ensamblajes y cartografías.
Entrada actualizada el el 17 sep de 2021
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