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D'Eros i Thanatos

Exposición / Galeria Sicart / Carrer de la Font, 44 / Vilafranca del Penedès, Barcelona, España
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Cuándo:
23 ago de 2008 - 11 oct de 2008

Organizada por:
Galeria Sicart

       


Descripción de la Exposición

Colectiva con obras de Arturo Aguiar, Florian Beckers, Pilar Beltrán, Diego Beyró, Muu Blanco, Frp2, Roger Guaus, Laura Ortego, Patricia Pearson, Gisela Ràfols, Florence Vaisberg, Marcela Valero Narváez y Nicola Vinci.

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D?Eros y Thanatos es un recorrido por el desarrollo y las motivaciones humanas a partir de la visión fragmentada de trece artistas las obras de los cuales nos ayudan a trazar los límites entre el impulso fundamental y fuerza creadora de la energía vital y el impulso de destrucción que inevitablemente lo acompañan.

 

Desde el despertar de la infancia hasta más allá de la misma muerte convivimos con esta dicotomía que marca las diferentes etapas de la existencia y que, sea a vueltas cada una por su lado o entrecruzándose periódicamente, dejan la huella en el carácter y que hace que seamos capaces, o no, de superar el periplo constante en el que nos sumergimos.

 

Tal vez sí que estamos programados para vivir, o por lo menos para sobrevivir, que cada etapa es un duro conflicto a superar y que nos cuesta mucho asimilar el paso del tiempo con el envejecimiento como signo premonitorio de la muerte. Esta reflexión es constante  a través de los tiempos. Quién lo definió con exactitud  fue el poeta Pere March (Valencia, 1338?-1413) en uno de sus versos:  'Al punt que hom naix comença de morir...' ('En el punto en que uno nace empieza a morir...'):

 

LA EXPOSICIÓN:

El viaje empieza con una clásica metáfora de Pilar Beltrán (Castellón, 1969) de una belleza espectacular: una madre y su hijo miran por la ventana del tren. Es una escena serena donde la presencia de la madre y su calma, se contagia en la mirada hacia el futuro del niño. No debemos temer nada, tenemos la inocencia de la infancia.

 

La infancia es el momento de descubrimiento y sorpresa hacia el mundo externo. La dimensión emotiva, más que la racional, dirige nuestras acciones. Los niños no tienen miedo de gritar, no tienen todavía estructuras sociales, son pequeños guerreros que van a la conquista de un mundo desconocido. Diego Beyró (Buenos Aires, Argentina, 1984)   considera el grito de los niños como un juego, defensa, expresión de felicidad; cree que su grito  es siempre espontáneo, único, que comunica la libertad de exprimirse a ellos mismos, sin límites.

 

El mundo, una cierta visión de la vida -desde la óptica del dúo italiano FRP2- pasa por el análisis y la búsqueda de una realidad maniáticamente perfecta, simétrica y precisa, con la posibilidad de no ser colocados ni en el tiempo ni en el espacio. La niña que nos mira desde encima de la cama comparte esta realidad y  se transforma en una parte directa del espacio fotografiado,  se convierte en un icono perfecto, sin historia ni tiempo, pero dramáticamente real en su fuerza expresiva.

 

Posicionado  en el otro extremo de la realidad, Nicola Vinci (Castellaneta, Taranto, Italia, 1975), haciendo un guiño al Sam Mendes de American Beauty, nos muestra dos principios incontrovertibles de la esencia humana: la sexualidad y sus sentimientos amorosos. El chico y la chica, en ropa interior, tumbados cada uno encima de un estampado de rosas pero como si estuviesen flotando. Ella, como si buscara alguna cosa con la mirada, tiene una mancha de sangre a la altura del sexo; él, con la mirada perdida, lleva una marca encima del corazón realizada, supuestamente,  con las tijeras que todavía se hallan a su lado.

 

 

 

 

Inspirada en el período romántico de la pintura, Laura Ortego (Comodoro Rivadavia, Chubut. Argentina. 1975) nos presenta una niña-chica en medio del bosque, al atardecer, con una posición cándida y un rayo de luz que la ilumina. Resalta su vestido extremadamente blanco y pulcro con el rojo de los zapatos. Pureza y erotismo se confunden, y la oscuridad que no nos deja ver donde lleva el camino que ahora pisa nos deja un cierto sabor de incertidumbre. La aventura del crecimiento y de la construcción de la identidad: la infancia y la adolescencia.

 

El simple hecho de levantarse por la mañana, la seguridad de poder dar la espalda mientras sigues haciendo tus cosas, con los pies en el suelo. Roger Guaus (Barcelona, 1972) conjuga realidad y metáfora extraídas de los fragmentos de la experiencia cotidiana.

 

No siempre les experiencias infantiles facilitan la entrada al mundo de la juventud. Hay señales difíciles de borrar, marcas tan profundas con las cuales difícilmente uno puede convivir. Muu Blanco (Caracas, Venezuela, 1966) lo afronta destruyendo los juguetes como símbolo de aquella época para rehacerlos de nuevo -y con ellos su infancia-, añadiendo elementos muy vinculados a los sentimientos actuales.

 

Florence Vaisberg (Buenos Aires, Argentina, 1979) lo plantea más directamente: reconstruye problemáticas que no se quieren ver de una generación afónica, silenciada, con los conflictos por resolver y ahogada en la angustia. Registra estos instantes antes del despertar o del reposo eterno. Vidas dormidas, sueños suicidas, existencias en suspenso, que a partir de la estilización se realzan y perduran.

 

No sabríamos muy bien como definir el estado anímico por la expresión de la cara de la chica que aparece de la oscuridad. Ni la felicidad ni la angustia sobresalen, tal vez la incertidumbre y la duda tendrían lugar. Gisela Ràfols, (Vilafranca del Penedès, 1984) capta ese instante de la juventud en que el tiempo parece haberse detenido.

 

Eros y Thanatos son presentes en esta imagen de Arturo Aguiar (San Juan, Argentina, 1963). Desde un fondo negro emerge el vestido blanco de la novia caída de bruces encima de la mesa. Su cabeza y el suelo llenos de flores y el brazo colgando, inerte. En el esplendor de la vida, la novia muerta.

 

La parte izquierda de la obra de Florian Beckers (Düsseldorf, Alemania, 1971)  nos evoca el azul de la pintura de Vermeer y una idea de juventud. Pero el espejo, como en el cuento, nos refleja la realidad del paso del tiempo, a pesar de los inútiles esfuerzos para disminuir sus efectos.

 

Solo con la aceptación de nosotros mismos somos capaces de mirar directamente a la cámara  y  no tener ningún temor de lo que vemos ni de lo que se verá. Solo con la confianza en uno mismo podemos mirarla y después dejar en un colgadero todo lo que es superfluo. Marcela Valero Narváez (Buenos Aires, Argentina, 1975) nos da esta imagen fiel de la madurez.

 

Y terminamos el viaje con un ensayo de Patricia Pearson (Buenos Aires, Argentina, 1961) que se basa en fotografías de diversas lápidas en las que existe un denominador común: la data de la muerte de los que se amaron son muy próximas. ...¿Morir de amor? ¿El amor después de la muerte?



Imágenes de la Exposición
Arturo Aguiar, La novia muerta, 2007

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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Arturo Aguiar, La novia muerta, 2007

Arturo Aguiar, La novia muerta, 2007

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