La nueva temporada expositiva de la Sala Robayera abre sus puertas el próximo sábado 8 de julio a partir de las 20 horas con una exposición individual del artista Ricardo González García. Organizada por el Ayuntamiento de Miengo con el apoyo del Gobierno de Cantabria, la muestra reúne el trabajo más reciente del pintor, compuesto por cerca de una veintena de obras de diferentes formatos realizadas a lo largo de este año bajo el epígrafe “Desplazamiento y bilocación”.
El título conjuga dos conceptos que tienen que ver con la práctica artística y también con el modo en que nos relacionamos con los lugares y las imágenes que asociamos a ellos. El punto de partida de cada obra son los espacios cotidianos, que se van ensamblando en una sucesión de construcciones, más o menos definidas, perdiendo su identidad original para ser otra cosa. En diálogo con estos escenarios vertebrados por “espacios que...construyen otros espacios”, el pintor ha incorporado una serie de elementos que se repiten e interrelacionan a distintos niveles de profundidad: patrones decorativos estarcidos que señalan cómo los lugares contienen la huella de otros espacios, barridos de composiciones figurativas que representan grupos escultóricos o piezas icónicas de la Historia del Arte y, finalmente, una especie de “dispersiones” o formaciones abstractas que gravitan por el espacio remitiendo a la pintura-pintura.
Con el término “desplazamiento” el artista quiere aludir al movimiento propio del pincel durante el proceso de trabajo y, en el plano visual, a ese deslizamiento de la mirada de un espacio a otro en una “mise en abyme” o puesta en abismo infinita. Ricardo González García investiga esa paradoja que, como espectadores, nos lleva a enfrentarnos a las imágenes con todo un repertorio de concepciones previas que, finalmente, se confrontan con aquello que la obra propone en directo. Esa “bilocación” tiene que ver con nuestra forma de experimentar el tiempo y, sobre todo, con el hecho de que siempre vivimos por lo menos en dos planos: por un lado, experimentamos lo supuestamente real y, por otro, lo que proyectamos mentalmente, en una bifurcación constante que nos lleva a estar en varios sitios a la vez.
Las obras que integran este proyecto constituyen un análisis de ese desdoblamiento que supone esta confrontación entre los lugares que experimentamos y nuestro imaginario; un juego intersticial de ausencias y presencias, que acaba produciendo toda una suerte de dicotomías y encuentros divergentes. Lo figurativo se interrelaciona con lo abstracto, igual que los interiores con los exteriores, lo anacrónico con lo contemporáneo y lo lógico con lo irracional, mostrando en última instancia nuestras formas de habitar y la dislocación de nuestras percepciones espaciales en un tiempo comprimido. Acompañadas de títulos significativamente largos y elocuentes, el artista introduce reflexiones de corte teórico que señalan su interés por la historia del arte, los estudios de cultura visual, la ciencia y la filosofía. Es el caso de “Balanceo de vaivén entre mundos a diferente escala superpuestos, o Abrir un cajón y descubrir una maqueta de un universo-otro donde se encuentra un personaje muy parecido a ti que también abre un cajón”, “Girar y encontrarse totalmente solo en otro lugar, mientras el público circundante del plano anterior sigue percibiendo tu presencia” o “La invención de un patrón de interferencia adecuado para interpretar la existencia de otros mundos a los que desdoblarse”, por citar algunos ejemplos.
Asomarse a la pintura de Ricardo González García, tal como apunta Laura Olea en el texto que acompaña el catálogo de la exposición, es “un ejercicio de volver a mirar y explorar las múltiples perspectivas y recovecos de un espacio que invita a ser oníricamente transitado”. Los planos, reconvertidos en volúmenes (y al revés) muestran perspectivas imposibles que potencian “infinitos recorridos mentales” y activan “el tiempo del cuadro”, que “hace las veces de ventana de ventanas, en la que otras pinturas, pantallas e imágenes se superponen, atraviesan y transforman”.
Ricardo González García (Santander, 1976) estudió Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, doctorándose en la Universidad Complutense de Madrid con la tesis “Interferencias: influencia de otros medios icónicos en la estética de la pintura”, con la que obtuvo un Premio Extraordinario de Doctorado. Actualmente combina su labor creativa con la docencia e investigación en el Área de Didáctica de la Expresión Plástica de la Facultad de Educación de la Universidad de Cantabria, la escritura de artículos y ensayos para diferentes publicaciones, así como la dirección de cursos y proyectos de ámbito especializado.
Su trayectoria expositiva arranca en la primera mitad de los noventa, cuando empieza a mostrar su obra en diferentes centros de arte de Cantabria, así como en galerías y espacios de otras comunidades. Desde hace diez años se encuentra ligado a la Galería Siboney de Santander, donde ha mostrado algunas de sus principales series en citas individuales como “La paradoja en-vuelta”, “Rehacer el porvenir” o “Tiempo de pliegues y espectros”. Sus últimas comparecencias en solitario, realizadas este mismo año, han sido “Otros espacios otros” en la Sala de la Parroquia de Ejea de los Caballeros y “Onirotopías” en el espacio expositivo de UNED en Calatayud (Zaragoza). Su trabajo plástico ha sido reconocido con múltiples menciones, entre las que cabe destacar el primer premio del Certamen Nacional de Artes Plásticas Pancho Cossío en 2011 o el Concurso Nacional de Pintura Casimiro Sainz en 2003. Asimismo, forma parte de diferentes colecciones privadas y públicas, como la Colección Norte del Gobierno de Cantabria, la Colección Los Bragales, la Colección Caja Cantabria, la Colección Ibercaja o los fondos de varias fundaciones, ayuntamientos e instituciones dentro y fuera de Cantabria.
Entrada actualizada el el 02 oct de 2023
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