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Se trata de un especial proyecto coproducido y coorganizado por el Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria desde la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, dirigido por el propio MAS y comisariado por su director, Salvador Carretero con texto de Lidia Gil. En el presente proyecto se evidencia la particular atracción que a Sara Munguía le produce la relación entre la tecnología y la naturaleza, la invasión diaria del ser humano sobre el medio natural, cómo las nuevas tecnologías, al invadir este medio, afectan a nuestra forma de ver las cosas, muchas de ellas totalmente de forma nada comprensible. Sara Munguía obtuvo con este proyecto el premio de Artes Plásticas del Gobierno de Cantabria. Consecuencia de ello es la organización de este proyecto en el MAS a su propuesta. Device of irruption (HD 4' 20'' loop) no ... es tanto una videocreación, como una instalación, donde todo es importante, desde la idea, al proceso, los ambientes, los aspectos sonoros, con efectos de impacto sobre el espectador que se torna fundamental a la hora de interpretar las sensaciones de la artista. Se trata de la proyección en una especie de cámara oscura de un vídeo con sucesión de impactos visuales y sonoros a través de los que se revela la abusiva invasión de la tecnología sobre la naturaleza y el contraste entre ambos mundos tan aparentemente diferentes. 'Me interesa que el espectador sea partícipe y se adentre en ese bosque ficticio que propongo'. Premio y la presente exposición 'Suponen un gran apoyo, impulso y respaldo en este difícil camino, para seguir trabajando y centrarme por completo en mi creación', comenta la propia Munguía. Device of irruption se fundamenta en la introducción de un aparato eléctrico dentro de un ambiente natural que transforma visualmente el espacio. Cada fotograma iluminado responde a una innecesaria agresión al propio lugar. De la experimentación a partir de este elemento y su efecto real sobre este bosque, situado en una zona aislada en Cantabria, Munguía creó un video que introduce al espectador en el momento de la acción. Se trata de la primera exposición individual de Sara Munguía.

(Texto del Catálogo, por Lidia Gil)

Dispositivos de inmersión, percepción alerta

'Todo percibir es también pensar, todo razonamiento es

también intuición, toda observación, es también invención'.

Rudolf Arnheim (Arte y percepción visual).

La trayectoria artística de un creador, como la vida de cualquiera, debe tanto a la intensidad de su trabajo y a sus decisiones como a lo azaroso de su contexto. A posteriori, con los grandes artistas consumados, parece evidente el trazo que une cada fase creativa, la importancia sustancial de cada influencia, la causalidad que le llevó de una cosa a la otra, y tenemos una ilusoria sensación inconsciente de que las páginas de su vida estaban ya escritas al nacer. Al acercarse a un artista joven posicionado en un camino fecundo resulta fascinante imaginar su tremenda potencialidad y se hace evidente la dificultad que entraña la aventura. Sara Munguía (Santander, 1989) se ocupa a fondo de procurarse una formación sólida y abierta, le interesa la experimentación, los 'estímulos que me produzcan curiosidad para investigar y profundizar, para llegar a una idea que de la vuelta a la forma de comprender algo'. Una esponja del arte actual y toda su herencia, se licenció en la Universidad de Salamanca y posteriormente ha seguido estudiando en La Coruña (Fundación CIEC), en la Universidad de Arte y Diseño de Helsinki y la Universidad de Barcelona. Actualmente disfruta de una beca en el New Art Space de Amsterdam y todos los artistas e ideas que va conociendo y recogiendo en el camino se van incorporando a un acervo desde el cual ir forjando sus preferencias y el estilo personal con el que comunicar sus preocupaciones. El paso del grabado y la pintura al vídeo, que sucede a partir de su estancia en Helsinki, establece ya unos presupuestos claros respecto a su campo de actuación artística. Este formato, que la artista concibe en un contexto instalativo en el que sumergir al espectador, le va a permitir abordar con muchas más libertad los temas que la ocupan últimamente, como la relación entre naturaleza y tecnología, los mecanismos de la percepción o la comunicación entre obra y espectador.

Device of irrumption es una obra enigmática y sugerente, cargada de significado e incógnitas para todo aquel que acepte el reto y se atreva a adentrarse en ella. Heredera tanto del videoarte primero como el de los años ochenta y noventa, en sintonía con los recursos cinematográficos, interpela al espectador desde la poética de la ocultación y la estimulación directa de los sentidos. En un entorno de oscuridad, un vídeo nos introduce en un bosque del que solo vemos escasas porciones de maleza gracias a una escasa luz intermitente y parpadeante que va cambiando de color. El ambiente de suspense genera incomodidad y deseo, la gestalt de la escena nos obliga a activar nuestra imaginación y elucubrar sobre la totalidad de la imagen, a hacernos preguntas sobre el origen de la luz y su significado, a esbozar un contenido argumental que sustente una historia en la que encajar los pocos datos que se nos ofrecen. La efectividad del parpadeo (el flickeo de la imagen es recurso que ya utilizó Peter Kubelka en los 60) para afectar nuestro sistema óptico, provoca un estado psicológico de nerviosismo que puede modificar nuestro estado anímico ayudando a un proceso de inmersión que engancha y significa. Se activa el efecto de 'sutura', término lacaniano utilizado en la teoría cinematográfica para indicar la identificación de la mirada del espectador con la mirada de la cámara... estamos dentro de este bosque misterioso. El sonido ambiente del viento entre los árboles nos produce frío y desamparo, la falta de visibilidad nos genera una profunda inseguridad. A partir de la experiencia de la sensación pura, nos asaltan las preguntas. ¿Qué está pasando en este bosque nocturno? ¿Qué naturaleza es ésta que sangra luz latente, que cual cyborg se transforma empatizando con el visitante? ¿somos víctimas o verdugos? ¿Qué simboliza ese dispositivo de irrupción al que hace referencia el título? Incluso ¿qué relación tiene esta experiencia con el momento que actualmente vivimos?... La interpretación es abierta y genera un campo inmenso de posibles lecturas, tantas como espectadores y diferentes según el momento y el lugar, pues lo subjetivo también es cambiante y fluctúa según su entorno espacio-temporal.

Si la propuesta de la obra de arte siempre fue una ventana a través de la cual ver el mundo desde una óptica diferente, capaz de mostrar nuevas visiones posibles desde nuestro infinito imaginario, el audiovisual, la imagen fílmica y la pantalla, generaron un salto cualitativo a la hora de lograr una empatía real y directa con el espectador. Los mecanismos que se activan en el observador gracias a la magia de la luz y a la introducción del tiempo en la imagen provocan un efecto hipnótico que dota a lo percibido de un estatus de verdad que nos arrebata de lo cotidiano. Así la obra se confunde con la vida, se establece un canal de ida y vuelta por el que transitar entre diferentes dimensiones. Ya desde principios del siglo XX, el arte exige al espectador una postura activa a la hora de recibir información; elabora artefactos que, cual interruptores, provoquen reacciones creativas e interpretativas. Parece necesario ser conscientes de nuestra propia percepción, ver sin prejuicios, superar las convenciones, no contentarse con las apariencias, despertar 'nuestra capacidad innata de entender con los ojos'. El receptor no puede quedar impasible, ha de adquirir un compromiso en ese acto de comunicación que es el encuentro con lo otro, con el otro. Como Arnheim advirtió 'el hombre moderno puede, y por lo tanto debe, vivir con una autoconciencia sin precedentes. Tal vez la tarea de vivir se haya tornado más difícil, pero no hay alternativa'.

Lidia Gil