Diario de las cosas

Exposición / Sala Dalmau / Consell del Cent, 349 / Barcelona, España
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Cuándo:
07 mar de 2014 - 17 abr de 2014

Inauguración:
07 mar de 2014

Organizada por:
Sala Dalmau

Artistas participantes:
Javier Lapuente

       

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Descripción de la Exposición

Acrílico y collage sobre tela y cartón. Primera exposición individual de Javier Lapuente en la galería. Hasta ahora había participado en varias de sus colectivas en 2011, 2012 y 2013. En esta muestra Lapuente juega con elementos de su realidad más inmediata y los dota de nueva personalidad, los transforma. Tazas, vasos y vegetales parecen convertirse en seres humanos al incorporarse a sus telas. Con pocos trazos identifica su realidad y humaniza el objeto, lo dota de espíritu, elevando así su categoría. Esos objetos abandonan la simple materia para abrazar una metamorfosis que los transforma y los equipara a los perfiles humanos que aparecen en otras de las telas que conforman esta exposición.

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Nuestra mirada puede transformar en algo nuevo todo lo que miramos. Todos tenemos delante las mismas cosas, pero las sentimos de modo distinto.

 

Decía Kandisky: 'La calle puede ser observada a través del cristal de una ventana, de modo que sus ruidos nos lleguen amortiguados, los movimientos se vuelvan fantasmales, y toda ella, pese a la transparencia del vidrio rígido y frio, aparezca como un ser latente, del otro lado'.

 

Mi pintura quizás esté más cerca de los planteamientos de las viejas vanguardias que de lo que entendemos como pintura contemporánea. El recurso espacial del cubismo, el tratamiento del color de Matisse, el límite entre el abstracto y el figurativo, el expresionismo...

 

No es el dominio de la técnica sino la singularidad de su sensibilidad, su capacidad de encontrar el camino propicio para la expresión de las ideas. El virtuosismo de la idea misma.

 

Me enfrento a cada cuadro de forma distinta, con diferente estado de ánimo, sin ideas preconcebidas. Eso influye en el gesto y en el color, el resto forma parte de una idea general y de una iconografía, en definitiva de un oficio. Yo le doy al cuadro algo y él me lo devuelve, en esa idea de 'frontón' que va configurando la obra, para aclarar la relación entre la realidad y eso que llamamos concepto, es decir, la forma personal de ver el arte. Finalmente lo doy por terminado cuando creo que he traspasado a él toda la energía que lo ha motivado.

 

Ramas, hojas, frutos..., naturaleza cercenada, silenciosa, naturaleza acotada en jardines y macetas. Vasos, ánforas, botellas, recipientes, en un claro binomio agua-vida, y la presencia inquietante del ser humano como hacedor de todo lo bueno y lo malo. Mi iconografía siempre gira en torno a lo que me rodea, con un planteamiento pictórico y no filosófico. Objetos triviales, necesarios, imprescindibles.

 

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