Luis Feo, Toledo, 1975, estudió en la facultad de bellas artes de Madrid. Expone regularmente en galerías europeas y sus obras se muestran regularmente en prestigiosas ferias de arte nacionales e internacionales.
Más allá de la perfección técnica, de la absoluta fidelidad de los dibujos de Luis feo con lo dibujado, más allá de conseguir recrear de forma impecable cosas tan difíciles como el cristal, la nieve, o el pelaje de un animal salvaje. Más allá de todo eso, lo que más me interesa y me impresiona del trabajo de Luis es su capacidad para transmitir las sensaciones, la luminosidad, los brillos y reflejos, el ambiente y el contexto. La nobleza o la furia en los ojos de uno lobo o una cebra, la frialdad estática de los objetos inanimados. Luis feo nos transmite, como hacen los mejores autores hiperrealistas la esencia de las cosas y los seres vivos y el...momento, el instante temporal en el cual se ha producido la captación de lo dibujado.
No hay negros más oscuros, que los colores negros de las obras de este artista. Ni grises más grises. Su dominio de grafito y el acrílico es prodigioso, pero él es perfeccionista y solo las obras que él considera absolutamente perfectas ven la luz. A veces no soy capaz de entender por que destruye un dibujo casi acabado, pero él lo tiene muy claro y ves tanta seguridad en su gesto que no se te ocurre cuestionarlo. Si este no vale, no hay vueltas que darle.
En esta muestra veremos 12 obras de tamaño mediano y mediano-grande de reciente factura. Esta es una muestra que pone en valor el objeto cotidiano, dibujado y rodeado de austeros fondos se auto potencian y se convierten en joyas preciosas dignas de ser valoradas y admiradas.
El cristal y el vidrio de las copas, los vasos las botellas. El líquido reproducido de forma sublime que contienen y que adivinamos por el recipiente. El metal, plata o acero de los utensilios domésticos, fríos, duros y cercanos a la vez nos transmiten en esta muestra una especie de extraña sofisticación, de silencio, de la calma de lo inerte, de lo estático, de inercia. De calma repito.
Por el contrario, cuando estos objetos muestran un emblema o marca de algo popular pierden esa frialdad y nos sentimos compañeros de viaje de esas piezas que han estado y lo estarán para siempre presente en nuestras vidas.
Vemos también a sus populares “Clicks” ataviados como guerreros del universo, como guardianes de preciados bienes. Preciados precisamente por su obsolescencia y el riesgo de extinción del que son víctimas.
Y veremos un teléfono de pared, de la época en que solo se hacía servir este medio para “lo importante”. Ese aparato familiar y entrañable para los que tenemos una cierta edad adquiere dibujado por Luis, la importancia que tuvo en día para nuestras vidas y se nos muestra en toda su belleza y funcionalidad.
Quiero terminar esta presentación, pidiendo al visitante que no busque el defecto, ni el acierto. Que se deje llevar por lo que cada obra le transmite, íntimamente, como si contemplase algo cercano, íntimo, un objeto amigo, con la mirada relajada y los sentidos atentos.
Entrada actualizada el el 23 nov de 2021
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