El joven artista y DJ, Javier Ortega, presenta en Cornión su primera exposición individual, vinculada al Arte Digital, en ella la luz y el color son los protagonistas fundamentales.
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DIMENSIONES QUE FLUYEN
'' Me siento honrado y me complace poder escribir mis impresiones como aficionado al arte sobre esta primera exposición individual de Javier Ortega titulada '' Dimensional Flush '', que se inaugura simultáneamente a la de su padre, Pelayo Ortega, '' Cosmogonía '', pero de manera independiente y en espacios distintos, en la nueva galería Cornión, reinaugurada hace pocos meses en Gijón por Amador Fernández, su mujer, Isabel, y su hija Elsa.
Los aficionados asturianos al arte contemporáneo no necesitan una presentación de Pelayo Ortega ni de Cornión pues ambos son de sobra conocidos. Auguro que el joven Javier Ortega tampoco la necesitará a medida que transcurra el tiempo y se conozca su obra. Sin embargo, sí quiero reiterar que Amador Fernández,...desde hace décadas, ha sido uno de los mejores valedores del arte asturiano de nuestro tiempo mediante un trabajo tenaz y apasionado. Desde sus comienzos como galerista de arte, aunque entonces los libros ocupaban la mayor parte de su tiempo, Amador promovió sin fisuras el trabajo de Pelayo Ortega. He sido testigo de ello. Aunque el objetivo principal de Amador durante ¡tantos años! haya sido el dar a conocer la obra de los mejores artistas asturianos, ha sido también un firme apoyo y mentor de otros muchos españoles de variados estilos artísticos contemporáneos. Bienvenida sea la nueva Cornión, rejuvenecida, y centrada exclusivamente en presentar exposiciones del mejor arte asturiano actual y de otros lugares de nuestro país.
Conocí a Amador y a Pelayo en Gijón, casi al mismo tiempo, a finales de los años ochenta, por recomendación de nuestro querido pintor y común amigo, Dis Berlín, así mismo incansable en la divulgación del mejor arte actual. Recuerdo que en esa época, de años más jóvenes, iba con frecuencia a Cornión, durante mis veraneos asturianos, para que Amador me enseñara obra de Pelayo Ortega y de algún otro artista que yo, entonces, desconocía. Con la clara perspectiva que nos da el paso del tiempo, me alegro mucho de haber comprado allí mis primeras obras de Pelayo y de otros artistas del Principado.
Fue también Dis Berlin quien me habló por primera vez, en 2018, de la obra de Javier Ortega. Nos encontramos por azar en un autobús en Madrid y me contó que iba a ver los trabajos del joven Ortega en su estudio madrileño. Como le dije que no le conocía, me aclaró que era el hijo de Pelayo Ortega. Poco tiempo después fui yo quien se citó con Javier Ortega para ver su obra. Lo que ví en su estudio me sorprendió de inmediato y no dudé en comprarle una pieza de buen tamaño que yo definiría como un trabajo a caballo entre la escultura y el arte lumínico. Está colgada a la entrada de mi oficina madrileña donde la disfrutamos, Fernando mi socio, cuasi asturiano, yo, y cuantos vienen a la misma. Todos, aficionados o no, la han elogiado lo cual no es nada frecuente cuando se trata de opinar sobre una obra de arte innovadora.
Las obras de Javier Ortega son originales, muy de nuestro tiempo, ligadas al hábil uso de las nuevas tecnologías y atractivas en su modernidad sin caer en un efectismo superficial ni en la insulsa banalidad de tantas creaciones de arte de nuestros días.
En sus trabajos interviene acertadamente la luz, con sus variaciones, siendo el led un elemento poderoso dentro de los distintos matices y de las variadas geometrías que habitan en sus piezas. Son mundos luminosos, geométricos, pitagóricos, cosmos grandes y pequeños, en los que puede encontrarse algún eco del arte minimalista.
Desde niño Javier veía como trabajaba su padre. Fue su primer faro y, poco a poco, comenzó a surgir en él la vocación artística realizando sus primeras piezas las cuales, pese a vivir rodeado de pintura, nunca fueron pictóricas aunque le gusta la pintura, la Bauhaus y el arte '' minimal '' en particular, y también el arte gótico de las vidrieras del que hablamos una tarde viendo fotos del maravilloso rosetón de la fachada norte de la catedral de Oviedo. Con cimientos artísticos sólidos, Javier Ortega ha dirigido su trabajo hacia nuevas fuentes, tecnológicas e informáticas, y se adentra en esos campos con maestría. Sin duda alguna hay otro pilar fundamental en su inspiración artística: la música electrónica y más vanguardista de la que es un consumado experto, explorador y ejecutor.
A mi juicio, subyace también en su trabajo, junto a lo cósmico y lo geométrico, una veta espiritual que es una herencia de su padre. Ese espíritu alegre lo he intuido en muchas obras de Pelayo y esa impronta, ignota e indefinible, refuerza las creaciones de Javier Ortega añadiéndoles sutileza y originalidad.
Cornión, mediante estas acertadas exposiciones de los Ortega, nos muestra los distintos mundos artísticos de Pelayo y Javier, diferentes en su estilo y técnica pero atractivos y rotundos en ambos casos. Estamos de enhorabuena. ''
Álvaro Villacieros Zunzunegui
Conde de Villacieros.
Imágenes de la Exposición
Arctic high jump
Entrada actualizada el el 08 oct de 2019
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