«Uno de los aspectos clave para el desarrollo de la serie [sobre la Gran Vía], a través de los años, ha sido la percepción de que la Gran Vía actuaba como un campo magnético para los individuos de la ciudad. Era uno de aquellos lugares en los que la "individualidad de la colectividad" se mostraba más nítidamente. ¿Cómo es posible que se realce nuestra "identidad" entre el tropel continuo de esta gran avenida? Aquí yacía uno de los encantos de la ubicación: el escenario y las edificaciones son majestuosas, y cuando transitamos por ella, ni que sea un tramo, nos sentimos privilegiados, nos emociona la suntuosidad que nos rodea e inmediatamente nos convertimos en personajes que deambulan por la ciudad. Es aquí donde se desarticula el papel de la masa, del colectivo, de la invisibilidad del ser en la ciudad, y se nos muestra la verdadera cara de lo que somos.» David Beníliam