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Burgalés, castellano viejo, fuerza de la naturaleza como los mismos materiales que domina: madera, piedra y metal. Escultor: Luis Francisco Arranz (Aranda de Duero, 1948).
Conocí hace años a Arranz en sus comienzos. Por entonces, imaginaba ingenuas tallas en madera, y esculpía rostros antropomorfos, en trozos de roca dejados inconclusos porque la naturaleza, perezosa, dejó olvidados en siglos de hielo, viento y lluvia. Él, quintaesencia de artista, en desafío a las fuerzas telúricas, decidía concluir lo que los meteoros no quisieron o no pudieron terminar.
Pero estos son otros tiempos y en plena madurez Arranz revoluciona su estética y ahora fantasea con un nuevo concepto de belleza para revisar su anterior contexto estético, creando su propio imaginario para plasmarlo con obra de mayor tamaño en piedras nobles y más recientemente con materiales de fundición.
El arte de Arranz es su actitud. Serio, parco de palabra, ingenioso en la sentencia como en la resolución de sus trabajos. Porque obras son amores, su sensibilidad puede proyectarla en elegantes damas robadas a la negra pizarra: bellas hembras, nubias, de ubérrima fertilidad, imaginadas en exóticos paraísos picassianos. También en laberínticas formas de hierro y acero.
La escultura del castellano bucea en su inconformismo vital, como si su vocación tardía le impidiera probar nuevos materiales y formas para llenar el vacío larvado de su arte, en busca del tiempo que fue.
Sin dar tregua a lo que todavía queda por hacer, Arranz de nuevo nos sorprende -seguramente reflejado en la forja del universal maestro canario Martín Chirino -, y desafía el duro metal atormentándole por encontrar, retorciéndolo, todo lo que el escultor ha soñado. Y no tiene duda de plasmarlo, obsesionado, por el sexo que da la vida (otra vez lo femenino). Complementa su reciente obra con un inacabado zoo de fauna mitológica representada por serpientes, aves y toros.
Agradecido por la amistad que me regala Luis Arranz, es un privilegio para mi presentar el trabajo de este artista escultor, tan plena de simbolismo onírico. Obra de significado honesto, sencillo y popular; hecha por un escultor del pueblo para que sea comprendida y disfrutada por su mismo pueblo.
Entrada actualizada el el 26 may de 2016
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