La pieza es una interrogación poética a la infraestructura del EAC, que apela al valor simbólico de su arquitectura, globalmente diseñada y localmente situada, como lugar de encierro y reclusión.
Un espacio donde pasado y presente se tensionan en torno al enunciado jamesoniano (1), que refiere que es más fácil pensar el fin del mundo que la salida del sistema económico imperante, el cual excluye social, política y económicamente a grandes sectores de población mundial y condena la vida en su diversidad. Un laberinto que ninguna lógica actual, siquiera, atisba resolver.
La literatura y la reminiscencia mítica, imaginaron su estructura como un espacio cuyas partes aparecen infinidad de veces, donde cualquier lugar es otro y el mismo, del tamaño del mundo, y “donde solo hay dos cosas que parecen estar una sola vez: arriba, el intrincado sol; abajo, Asterión” (2). El laberinto atrae y esconde lo reprimido. Es aquel lugar donde el...ingenio y el horror juegan su partida.
“Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto y un hilo” (3).
D.P.
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(1) Jameson, F. Archaeologies of future, London: Verso, 2005
(2) Borges. J.L. La casa de Asterión, B. Aires: Emecé, 1989, p.570
(3) Borges. J.L. Los conjurados, B. Aires: Emecé, 1989, p.481
Entrada actualizada el el 12 dic de 2019
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