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sobre el autor

Desde muy niño Fernando Halcón, explota su hábil facultad para el dibujo y su gran imaginación. Empeñado en la búsqueda de una forma personal y distintiva de comunicar artísticamente sus preocupaciones, estudia en la Escuela de Artes Aplicadas de Madrid (España) y posteriormente, en 1989, ingresa en la Facultad de Bellas Artes, donde desarrolla su carácter artístico muy marcado por el arte gráfico. Tras conseguir un Título de Magíster Universitario en Comunicación Gráfica en 1997, ha participado en una gran diversidad de Certámenes y proyectos artísticos y gráficos, entre los que se encuentran: 2007 - Exposición Individual de Arte Gráfico. Galería 'Tierra de Fuego' de Madrid, en la que presenta por primera vez en público sus Retratos de La Posmodernidad acompañados de reflexiones y poemas del ... mismo autor; 2008 - Exposición Feria de los Artistas. Estación de Atocha, Madrid; 2009 y 2010 - Diseñador Creativo e Ilustrador en la Campaña Sorteo de Oro 2009 y 2010 de Cruz Roja. Campaña seleccionada como Campaña del Mes por la Revista del sector de la publicidad 'Anuncios'.

En la actualidad Fernando Halcón trabaja dentro de la Agencia 'Grow Comunicación' de Madrid como Director de Arte-Creativo e ilustrador, manteniendo a su vez el estudio de creación artística en la provincia de Guadalajara, dónde trabaja como artista plástico, diseñador Gráfico y dibujanteilustrador freelance para Ediciones Coda y su Revista SIC y otras publicaciones.

sobre la obra

Mediante su personal manera de comunicación artística, Fernando Halcón nos propone una interesante mirada hacia el medio social actual y hacia la propia individualidad. Sus obras, alimentadas a través de cientos de recortes del papel, nos muestran aquellas verdades que todo el mundo conoce y que son tácitamente aceptadas y ocultadas bajo la sombra del olvido o tras la tupida cortina de la terapia social, la distracción y la diplomacia: nuestros miedos, el poder sexual y económico, la competitividad, el veloz enriquecimiento o nuestros erráticos movimientos como masa social que nada se plantea, dejando que otros planteen por nosotros nuestras actitudes, vendidas como libres y personales. A través de una incesante contaminación de mensajes verbales, simbólicos, electrónicos e iconográficos y visuales, quedamos expuestos a una domesticación dirigida fundamentalmente a sistemáticas dinámicas consumistas; una domesticación que nos empuja a la paralisis frente a la complejidad, a la amnesia frente al frenesí acelerado de nuestro tiempo y sus procesos: el mercado laboral, la tecnociencia, la creciente producción y el creciente consumo, las exigencias personales de realización dirigidas al individuo, etc.

La obra, tanto pictórica como gráfica, viene a presentarse, en palabras del propio autor, como un espejo donde se reflejan nuestros 'monstruos' quedando configurado el proceso artístico como un medio catártico de exoneración aunque también de reconocimiento. La madurez tiene un precio y no es sólo el de la factura del tiempo, es, sobre todo, el de la aceptación de nuestros esperpentos.

El collage o en este caso mejor definido como el fotomontaje en el que el papel es manejado como las manchas de una pintura, junto con algunos trazos de acrílico, lápices o acuarelas si la obra así lo precisa, forma un 'todo' estremecedor en el que el espectador, lejos de quedar incólume, se ve reflejado y se siente de algún modo parte integrante de esta obra de evidente carácter contemporáneo.

Los miedos comunes, las inquietudes, nuestra fragilidad compartida en la masa social a la que cada uno de nosotros pertenecemos, alimentan los pasajes de su iconografía.

La intervención del recorte, el tratamiento artesanal de un débil material reciclado como el papel, representan esa fragilidad; pero también el propio hecho del reciclaje de imágenes o mejor dicho de los trozos o retales de imágenes, hablan de la debilidad, al sostenerse en una base finita de recursos, en un banco de referentes que pudiera agotarse pero que sin embargo cobra nueva vida y se extiende al ser redefinido una y otra vez en cada una de sus partes de una manera profundamente mágica como si cada pedacito de realidad estuviese ya esperando desde el principio ensamblarse con el siguiente formando una infinito crisol de posibles realidades alternativas resultantes una y otra vez. Como si cada una de las mínimas partes del universo, de la imagen de las cosas visibles formasen parte de un Todo disperso y entremezclado al mismo tiempo. Ese universo reciclado también referencia el cúmulo contaminante de la dispersa y ruidosa lluvia de mensajes que pueblan, invaden y reinventan nuestro entorno cotidiano día tras día, minuto a minuto.

Sus personajes gritan en busca de una identidad perdida, se presentan como accidentales actores en un escenario que no siempre se abarca, en situaciones nunca libremente aceptadas en su totalidad física y perceptiva, de las que, incluyendo a los verdugos, nunca se sale inmune.

Un intencionado barroquismo en el que cada pequeña unidad de materia utilizada en la laboriosidad de las obras es una pieza básica en la construcción del cosmos, sumado a un respaldo literario de profunda esencia simbólica, constituyen fusionados un detallado mapa de mensajes gráficos, de discursos abiertos al debate, acerca de nuestra naturaleza física y psicológica, frente al que merece la pena detenerse a leer entre sus líneas meticulosamente trazadas en el plan de su proyecto artístico.

Textos reelaborados a partir de críticas reflexivas de:

Miguel Ángel Rodriguez (Diseñador gráfico-multimedia y fotógrafo)

Aless Vill (Diseñador gráfico y multimedia)

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