Michael Kenna es uno de los fotógrafos de paisaje más destacados del mundo, muy conocido por la intensidad de sus imágenes en blanco y negro. Dedicado a la fotografía desde hace más de treinta años, esta muestra recoge su amplia trayectoria en la primera y única retrospectiva que llega a España, compuesta de 128 imágenes de paisaje, presentados a través de pequeños positivos al bromuro virados en sepia. Su fotografía es una reflexión sobre la trascendencia del tiempo, que pasa a tener categoría iconográfica en imágenes oníricas y poéticas.

En palabras de su comisario Alain D'Hooghe: 'Lo que muestra no es lo que ha visto ni lo que nosotros podríamos ver in situ. Aprovechando momentos en principio poco propicios para la fotografía -el alba, el crepúsculo, la noche- y recurriendo a tiempos de exposición muy prolongados -desde unos segundos hasta ... horas-, Michael Kenna se las ingenia para que la película registre fenómenos imperceptibles a simple vista: las nubes se extienden hasta el infinito, las estrellas trazan estelas en el cielo, la superficie del agua adquiere una opacidad láctea... Así, sus imágenes no son paisajes en sí, sino más bien impresiones, un paisaje sentido, de ahí que su visión sea decididamente romántica.

Kenna persigue esa voluntad de trascender la realidad trabajando en el laboratorio, donde trata de magnificar sus sensaciones mediante la aplicación de luz hasta el más mínimo detalle; ahí, por el contrario, acentúa los efectos de la bruma, sin dejar visible nada más que lo esencial, e incluso tiende al minimalismo a través de una depuración radical, teniendo en cuenta únicamente los valores más extremos, el blanco puro y el negro intenso.

Los destinos de Michael Kenna, numerosos y variados, mantienen no obstante algunas constantes: ciudades repletas de historia y mitos como París, Praga, Venecia, Nueva York, San Petersburgo...; castillos, parques y jardines franceses como Le Nôtre, pero también el de Retz; vastos espacios de balneario donde el agua, el cielo y la arena terminan por confundirse; lugares espirituales como Mont St Michel; y en un lugar bien diferente, la isla de Pascua'.