Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Habitar la superficie De alguna manera son las palabras las que forman el motivo principal de las obras agrupadas bajo el proyecto écrire en blanc / escribir (en blanco) de Javier Pividal y, sin embargo, puede que en este caso poco importen, o por lo menos no en la manera en que habitualmente nos servimos de ellas. Son palabras apropiadas y reinterpretadas, palabras que componen locuciones y sintagmas -palabras como citas-. Expresiones repetidas, sacadas de un contexto que remite a lugares alguna vez habitados por emociones y sentimientos, pero por un cuerpo que en realidad ya no está presente. Y es en ese vacío, o mejor, en la repetición de ese vacío, donde las palabras pierden su sentido, quizás porque lo que realmente nos cuentan no se puede encontrar -o no sólo- en su contenido. Tal vez resulte que el interés de écrire en blanc / escribir (en blanco) esté entonces en la superficie. En todos y cada uno de los pliegues y caras que rodean esas palabras -palabras objeto-, en los pulcros recortes que contruyen una rigurosa tipografía reducida hasta el mínimo, que a su vez construye las palabras, y que como éstas, termina por desdibujarse hasta perder su legibilidad. Y quizá sea precisamente en esa superficie donde, si se mira con atención, aparece el abismo. Es de este modo como el cuerpo reaparece, a través de los intersticios, en las fisuras y en los ecos que generan las sombras de las palabras. Es ahí donde aparecen de nuevo las emociones, y con ellas la presencia. Las superficies de écrire en blanc / escribir (en blanco) son, de hecho, el lugar que todos podemos habitar, la posición desde donde reapropiarnos de las grafías que componen las citas, el espacio que a partir de ese momento permite resignificar nuestras emociones con palabras de otros. Para entonces, el contenido de esas palabras ya nos pertenece, y su escritura desdibujada ya no es sino un ruido de fondo, niebla, blanco que aún estando presente, desaparece. LO QUE NO PODEMOS NARRAR Cuerpos y palabras son dos caras de la misma moneda, dos modos de enfrentarse al mundo, y cuando digo mundo me refiero a las percepciones, sensaciones, sentimientos y emociones que lo construyen. Y digo emociones en tanto que situaciones o estados, en cierto modo inefables, que cada vez que intentamos atrapar en la jaula de las palabras o en las acciones de los cuerpos -o de las imágenes de las palabras y los cuerpos- terminan por desdibujarse hasta no conseguir nunca verlas fielmente representadas. Los cuerpos y las palabras navegan así en un punto intermedio, entre fragmentos de una memoria en parte propia y en parte colectiva, y una subjetividad presente que constantemente tratamos de verbalizar, como si eso sirviera para explicar(nos) lo que sentimos, aquello que hacemos o lo que dejamos de hacer. Y es en ese estado intermedio, a medio camino entre la experiencia del cuerpo y el intento de racionalización de las palabras, donde se anudan las fuerzas que componen nuestro universo particular, de manera que no es posible saber si representan lo que sentimos o si por el contrario sentimos lo que los cuerpos y las palabras ajenas representan para cada uno de nosotros. Hay algo oscuro en esos retratos rescatados de Jean Genet, Mishima y Pasolini como lo hay tras las pulcras e impecables superfices de las escrituras de Écrire en blanc. Un fondo turbio que revuelve actos, cuerpos y palabras contaminando cualquier representación tanto de sus vidas como de otras tantas posibles. Su sola presencia activa por un instante sus cuerpos, sus pasados y sus memorias, pero también las nuestras. Son cuerpos cargados de experiencias y asociaciones, cuerpos/ contextos que anudan los diferentes estratos culturales, sociológicos y biopolíticos en una mirada y en una pose, en un estar ahí. A través de sus superficies accedemos a un abismo que confunde estos recuerdos encontrados con los propios, las experiencias leídas con las vividas, los deseos oídos con los sentidos. Quizás sea en esas superficies donde se condense lo que no podemos narrar, aquello que de muchas maneras son/somos pero que resulta imposible terminar de precisar. Cuerpos/Palabra parece situarnos en estos entresijos de la memoria y la experiencia, entre las escrituras y los cuerpos -cuerpos que han sido escritos, textos que han sido cuerpo-, para hacernos recorrer la escena mientras los pensamientos resuenan como una voz en off. Y poco importa que los cuerpos sean otros o que las palabras sean prestadas, porque terminamos volcando sobre ellos los propios. EPÍLOGO Playa de cenizas es, desde su título, un relato corto donde convergen no una, sino múltiples historias. Algo ardió, y de ese incendio tan sólo queda el momento congelado de la mañana del dos de noviembre de 1975 en que se encontró el cuerpo muerto de Pasolini. ¿Tan sólo? De nuevo, la superficie nos presenta lo que no puede ser representado y condensa las reverberaciones de unos hechos cuyo alcance termina por no pertencer a nadie en particular, y por afectar, en cambio, a todo aquel que se asome a mirar y que se deje ensuciar por la ceniza. Recuperar la imagen es agrandar su ruido, propagar como un eco un sonido que rebota en las paredes de lo que se vió y lo que se dijo para terminar haciendo vibrar las nuestras. Es hacer de un pasado nuestro presente al rescatar lo que de nosotros hay en esa escena. Playa de cenizas es el fin de una historia, pero también puede que el punto de partida de otras, hace del principio un final para demostrarnos que estos límites nunca fueron tan claros.
Ocho años después de su proyecto Coreografías de sombras, el artista Javier Pividal vuelve al Centro Párraga con un proyecto concebido específicamente para este espacio. Si en su anterior propuesta el vídeo era el soporte elegido, ahora presenta trabajos sobre papel y una instalación. Aunque cambian los soportes no lo hacen las cuestiones sobre las que gravita su obra y que evolucionan desde el cuestionamiento de la identidad a través del cuerpo hasta la problemática barthesiana con respecto a texto e imagen. El performance del lenguaje es un proyecto que habla de los cuerpos y de las palabras; de palabras que se hacen cuerpo y de cuerpos que arden, construyendo un relato abierto a partir de la ceniza. El proyecto se clausurará con un encuentro abierto con el artista en el que analizará su trabajo al hilo del proyecto presentado en el Centro Párraga.
Formación. 08 may de 2025 - 17 may de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España