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Tras dos años de estudios de pintura y dibujo en la Escuela de Arte de la U. Católica (1964-1965) y cinco en la Escuela de Arquitectura de la U. Católica de Valparaíso, deja Chile (1966-1970) y viaja por Europa con largas estadías en Florencia, Londres, Amsterdam y Nueva York.

A principios de la década del 70 se radica en Francia donde participa en renombrados talleres de grabado: Taller 17 de Hayter; Lacourière - Frélot (Paris). Forma parte activa de la «Association d'Artistes du Génie de la Bastille» y de su consejo administrativo, donde tiene constantes intercambios con artistas internacionales, así como también mantuvo amistad con artistas de generaciones anteriores como Roberto Matta y Enrique Zañartu.

Luego de casi cuarenta años en Europa, y con más de un centenar de exposiciones individuales en Galerías, Museos y Centros de Arte en París, Lyon, Honfleur; vuelve a Chile en el 2008. Donde continúa su actividad de pintor y grabador, exponiendo tanto en importantes Galerías y Museos Nacionales. Pero siempre alternando con las estadías en Francia, donde ha seguido exponiendo en Galerie Claudine Legrand (París), Galerie Le Soleil Sur la Place (Lyon), Galerie Danielle Bourdette (Honfleur), Galerie Portal (Saint Jean de Luz), entre otras donde ha dejando una fuerte huella como pintor chileno.

Su trabajo se ha convertido en un continuo aprendizaje de pertenencia, a través de la pintura y en especial del grabado que le permite 'como un amante enloquecido, raptar a la bella para darle una imagen y devolverla a los ojos incrédulos de sus habitantes, como un secreto revelado'.

La gran prensa de su taller viaja también con él: 'Muchas de mis obras nacen en el grabado. Allí, en la plancha de cobre, se gestan los primeros trazos, que aunque efímeros, tienen la sublimación de la palabra editada en una prensa'

Y con respecto al grabado Alfredo nos comenta: 'es una práctica únicamente destinada a la creación artística, donde los tiempos son otros y donde finalmente lo que importa, es esta mágica transposición de la imagen que nada puede igualar la fineza de la línea con su vigor metálico... El grabado, es el espejo del dibujo, y tiene múltiples técnicas: El carborundo, o el aguatinta del pobre, más inmediato con un grano agregado a la placa que le confiere mucho contraste y formas más simplificadas con menos detalles. Después está la difícil simpleza de la punta seca o el buril, con los que trazas directamente tu dibujo en el metal sin la intervención de un ácido, y los que tienen más 'cocina', como el aguafuerte y el aguatinta'.

Obras que toman muchos nombres de lugares de América y en particular de Chile como 'Patagonia'; 'Cabo de Hornos'; 'Valparaíso'; 'Aconcagua', 'Pacífico Océano' y son éstos 'los que han hecho soñar al viejo continente, sueños de vidas sublimes en espacios idealizados, llenos de terror, aventura y esperanzas: todo lo que necesita el hombre para seguir viviendo'.