Exposición en Madrid, España

El último Rafael

Dónde:
Museo Nacional del Prado / Paseo del Prado, s/n / Madrid, España
Cuándo:
12 jun de 2012 - 16 sep de 2012
Inauguración:
12 jun de 2012
Comisariada por:
Organizada por:
Artistas participantes:
Descripción de la Exposición
Exposición organizada en colaboración con el Museo del Louvre que será una de las más importantes dedicadas al gran artista italiano y su taller, y la primera centrada en los años finales de su producción (la muestra se presentará posteriormente en el Louvre).

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'El último Rafael' es, hasta ahora, la primera gran exposición monográfica de Rafael (Raffaello Sanzio, 1483-1520) que combina pinturas y dibujos centrándose en los últimos siete años de su corta vida - murió en Roma el día que cumplía treinta y siete años-, el periodo de su carrera que alcanzaría mayor impacto en el arte europeo posterior. Sin embargo, sus últimas pinturas no han sido bien comprendidas, en parte porque presentan problemas de cronología, en parte porque su diversidad desconcierta, y en parte también porque no trabajaba solo. Esta importante muestra ha sido posible gracias al patrocinio de la primera entidad que se incorporó como ... Benefactor del Museo, la Fundación AXA, que precisamente esta semana ha vuelto a renovar su compromiso con la institución por otros cuatro años más.

 

Las tres últimas exposiciones sobre Rafael, celebradas en Londres, Roma y Urbino, se centraron en su juventud y el único intento que se ha hecho de repasar su última época ha sido a través de la exposición celebrada en Mantua y Viena en 1999, pero se trataba de una muestra fundamentalmente de dibujos.

 

Delimitar mejor las fronteras entre las obras ejecutadas por Rafael y las realizadas con la participación de sus principales ayudantes, Giulio Romano (h. 1499 - 1546) y Gianfrancesco Penni (h. 1496 - 1528) es a lo que aspira esta exposición que arranca en 1513, cuando Rafael ya llevaba trabajando en Roma cinco años decorando las monumentales estancias vaticanas en paralelo a otros importantes artistas italianos, como Miguel Ángel (su principal rival que trabajaba entonces en la Capilla Sixtina) y Sebastiano del Piombo, primero bajo el pontificado del Papa Julio II y después del Papa León X.

 

Con el cambio del pontificado, Rafael asume un nivel mayor de encargos tanto del Papa como de sus benefactores, y empieza entonces a rodearse de ayudantes. Su taller fue, posiblemente, el mayor de los formados hasta entonces bajo el magisterio de un único gran maestro de la pintura, llegando a contar con cincuenta pupilos y ayudantes.

 

La exposición enfrenta al espectador con el resultado de la eficiencia de ese taller, liderado por la gran versatilidad de Rafael, quién, además de pintor de pinturas de caballete -el objeto de la muestra-, fue pintor de frescos -en las estancias vaticanas o Villa Farnesina-, diseñador de cartones para tapices -para la Capilla Sixtina-, y arquitecto -continuó la construcción de San Pedro a la muerte de Bramante-.

 

Gracias a la colaboración entre el Museo del Prado y el Musée du Louvre, propietarios de la mayor parte de las obras de este último período de la producción de Rafael, la exposición ha podido contar con un conjunto histórico de cuarenta y cuatro pinturas, veintiocho dibujos, una pieza arqueológica y un tapiz, procedentes de cerca de cuarenta instituciones distintas. A través del mismo, el público podrá disfrutar de un recorrido en el que se presenta de forma cronológica y en seis ámbitos temáticos el desarrollo pictórico y estético de Rafael al tiempo que se compara su evolución artística final con una selección de obras de sus dos seguidores Romano y Penni, tanto de las realizadas en vida del artista de Urbino como de las inmediatamente posteriores a su muerte. Esta inédita comparación permitirá identificar la participación de maestro y alumnos en las obras, así como dilucidar la contribución intelectual y estética de éstos a la obra de Rafael.

 

En este sentido, los casi treinta dibujos que se intercalan con las pinturas en la exposición juegan un papel importantísimo en la identificación de la mano de Rafael, no solo para apreciar la maestría de los mismos sino porque ilustran el diseño y concepción originales de sus pinturas.

 

Entre las obras más sobresalientes que viajan por primera vez a España destacan el sereno retrato de uno de sus amigos, Baldassare Castiglione (1519), procedente del Musée du Louvre, o el gran cuadro de altar, Santa Cecilia (1515-1516), de la Pinacoteca Nazionale de Bolonia, en el que el espectador podrá admirar la singular belleza de sus figuras y la composición armónica y perfecta de las mismas, destreza que el artista logró alcanzar durante su estancia en Roma.

 

Asimismo, destacan los cuadros del maestro que el propio Museo del Prado conserva de su etapa madura, entre los que se encuentra la gran tabla transferida a lienzo El Pasmo de Sicilia (1515-1516), que se exhibe en la muestra por primera vez tras su restauración.

 

Secciones

 

La exposición se divide en seis secciones temáticas. Las dedicadas a las Pinturas de altar, las Vírgenes con el Niño y Sagradas Familias de gran formato y los Retratos, se centran en la actividad del taller en vida de Rafael, mientras las tituladas Vírgenes con el Niño y Sagradas Familias de pequeño formato y Giulio Romano, exploran la actividad independiente de sus dos principales discípulos, con especial atención al período 1520-1525. Una última sección, localizada en la sala 49 del edificio Villanueva, aborda el proceso creativo de la Transfiguración, la última gran obra maestra de Rafael que dejó inacabada antes de morir, a través de la copia de la misma realizada por Penni y Romano que se conserva en el Prado. Junto a ésta y al entenderse como parte de la exposición, aunque no se haya movido de su sala habitual debido a su gran tamaño, se exhiben ahora numerosos dibujos autógrafos del maestro relacionados con la misma.

 

La exposición en detalle

 

Comisariada por Paul Joannides (Cambridge University) y Tom Henry (experto independiente), 'El último Rafael' se presenta primero en Madrid, bajo la coordinación científica de Miguel Falomir -Jefe de Departamento de Pintura Italiana - desde el Museo del Prado, y entre el 8 de octubre y 14 de enero de 2013, con algunas variaciones respecto a la primera sede, en el Musée du Louvre de París donde será Vincent Delieuvin -conservador de pintura italiana del siglo XVI en el Louvre-, quien ejerza la coordinación científica.

 

Aunque las obras más famosas e innovadoras del último período de su carrera son fundamentalmente sus frescos, Rafael pintó también obras en lienzo y en tabla de gran importancia histórica y artística como las que se presentan en esta exposición agrupadas en los siguientes seis ámbitos temáticos.

 

I. Cuadros de altar

 

Todos los cuadros de altar que Rafael pintó en Roma bajo el pontificado de León X se destinaron a la exportación a Nápoles, Palermo, Bolonia o Francia. Fueron ejecutados para mecenas del más alto nivel (como el rey Francisco I de Francia) o muy bien relacionados, y sirvieron para extender la fama del artista en Europa. Aunque la mayoría ostentan la firma raphael urbinas ('Rafael de Urbino'), ello no significa que en muchas de estas obras la participación del taller no fuera sustancial, y de hecho, en algún caso la ejecución íntegra corrió a cargo de un ayudante.

 

Sólo la Virgen del pez es una 'sacra conversazione' tradicional, con la Virgen y el Niño flanqueados por santos. Todos los demás, a excepción de la Santa Cecilia, son composiciones narrativas en las que Rafael quiso reformular el cuadro de altar tradicional en el nuevo lenguaje dramático que simultáneamente estaba implantando en el diseño de frescos y tapices. Un claro ejemplo de cruce con otros medios es la Visión de Ezequiel, cuya versión pintada es muy pequeña, pero que al parecer se hizo mientras se proyectaba un gran tapiz narrativo para León X, recientemente adquirido por el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid que se expone junto a la pequeña tabla por primera vez.

 

II. Vírgenes y Sagradas Familias de gran formato

 

Aunque el repertorio de Rafael en Roma incluyó algunas pinturas grandes de la Virgen con el Niño, fueron más numerosas sus variaciones sobre el tema de la Sagrada Familia, con la adición de san José y a veces también de santa Ana y san Juanito. La distinción entre estas obras y los cuadros de altar no siempre está clara, pues si algunas Sagradas Familias probablemente sirvieron de altares en oratorios privados, otras probablemente se mostraran en residencias particulares.

 

Existe una gran incertidumbre en torno a la datación de estas pinturas y al grado de participación de los ayudantes de Rafael en su ejecución e incluso en su diseño; por otra parte algunas, como La Perla, se encuentran entre sus grandes obras maestras.

 

Durante estos años Rafael tuvo un enorme exceso de trabajo que con frecuencia le llevó a delegar tareas en el taller, especialmente en sus dos ayudantes de más confianza, Giulio Romano y Gianfrancesco Penni. Pero en general mantuvo firmemente controlada la producción del taller, al menos en las obras que salían con su nombre, y los momentos y modos en que recurría a sus ayudantes no siempre eran previsibles.

 

III. Vírgenes y Sagradas Familias de pequeño formato

 

Rafael apenas pudo ocuparse personalmente de la ejecución de versiones poco importantes de la Virgen con el Niño o de las Sagradas Familias de menor tamaño.

 

De ahí que en estos cuadros sea donde primero se pueden identificar y mejor se aprecian las contribuciones individuales de Giulio Romano y Gianfrancesco Penni.

 

Además de hacer obras bajo el nombre de Rafael, por ejemplo la Pequeña Sagrada Familia con su cubierta, destinada al cardenal Bibbiena, uno de sus protectores más cercanos e influyentes, los jóvenes ayudantes de Rafael empezaron a pintar cuadros que, aunque frecuentemente basados en motivos rafaelescos, no parecen tener un origen directo en el maestro. Se trata de obras independientes que presagian su trabajo tras la inesperada muerte de Rafael en 1520.

 

Esta sección se inicia con las obras en este formato y en esta temática realizadas por Giulio de forma independiente aún en vida del maestro, y continúa en las paredes del fondo y las laterales con la producción independiente de Penni, antes y después de la muerte de Rafael. El conjunto revela el carácter individual y las limitaciones de estos jóvenes artistas, y permite apreciar mejor su contribución a las obras de mayor tamaño de Rafael presentes en la muestra.

 

IV. Giulio Romano

 

La primera actividad independiente de Giulio se presentó en la sección anterior, y su trabajo como ayudante principal de Rafael se puede ver en cuadros diseminados por las restantes secciones de la exposición. A diferencia de Penni, cuya actividad independiente se limitó a la pintura de caballete dentro de la categoría de Vírgenes y Sagradas Familias de pequeño formato, Giulio fue un pintor más versátil y ambicioso.

 

Las obras de esta sección son representativas de la evolución de Giulio sin la tutela de Rafael. La Déesis (Cristo en gloria con santos) de Parma fue probablemente encargada a Rafael, pero la realización de la pintura se debe íntegramente a Giulio, y representa mejor que ningún otro ejemplo su tratamiento de las superficies pictóricas al final de la vida de Rafael. El gran cartón de la Lapidación de san Esteban se hizo como preparación para un cuadro de altar destinado a Génova. Parece que fue también encargado a Rafael, pero fue entregado tras su muerte con numerosas modificaciones de Giulio. La Flagelación de la iglesia de Santa Prassede de Roma fue encargada a Giulio por el cardenal Bibbiena, aunque su atribución sigue siendo controvertida y algunos especialistas sostienen que se trata de una sustitución posterior de una pintura perdida de Giulio, en cuya ejecución intervino Caravaggio.

 

V. Retratos

 

Rafael renovó el retrato del Renacimiento, expandiendo sus posibilidades en direcciones que ningún otro artista había imaginado. Sus retratos se pueden dividir en dos grupos: retratos oficiales y retratos de amigos. Los retratos oficiales de cardenales, el papa y otros altos personajes son obras de encargo, a veces ejecutadas en plazos muy cortos. Algunos fueron confiados total o parcialmente al taller, y aunque quizá para el pintor no significaron un especial motivo de satisfacción, ejercieron una enorme influencia en la evolución del retrato áulico posterior.

 

El segundo grupo está constituido por retratos que Rafael pintó de sus amigos, posiblemente como obsequio. En estos retratos, que son de la más alta calidad y en los que no se detecta participación del taller, la inventiva de Rafael reside en la ejecución pictórica más que en la forma. Pintados casi siempre sobre lienzo, se cuentan entre las grandes obras maestras del artista, sobre todo por su explotación de las posibilidades propias del soporte. En su Autorretrato con Giulio Romano, que fue probablemente el último retrato que pintó y se puede considerar un testamento artístico, Rafael combinó la inventiva en la composición con una ejecución innovadora, al tiempo que celebraba su relación casi paternofilial con Giulio Romano.

 

VI. La Transfiguración

 

La Transfiguración fue un encargo hecho a Rafael por el cardenal Giulio de Médicis, probablemente a finales de 1516, para la catedral de Narbona. Sebastiano del Piombo, queriendo rivalizar con Rafael, logró que el cardenal le encargase un segundo cuadro de altar para el mismo templo. La Transfiguración se terminó poco antes de morir Rafael, y quedó retenida en Roma a causa de su muerte inesperada. Ahora se encuentra en los Museos Vaticanos. El cuadro de Sebastiano se envió a Narbona, y ahora está en la National Gallery de Londres. El taller de Rafael recibió el encargo de hacer una réplica del original rafaelesco, que llegó a España en el siglo XVII. Esta copia de la Transfiguración se exhibe junto a trece dibujos hechos por Rafael (y Giulio Romano) en el curso de la planificación del original, y que los miembros del taller presumiblemente consultaron para la realización de la copia. Son diecisiete los dibujos conocidos, entre originales y copias, para la Transfiguración, cuya génesis, por tanto, se puede reconstruir con cierto detalle. La secuencia revela que Rafael se dio cuenta de que podía acrecentar el dramatismo de la obra combinando la Transfiguración con la presentación de un muchacho poseído a los apóstoles que han quedado atrás al subir Cristo al monte Tabor; dos episodios consecutivos en el relato evangélico, pero que ningún artista anterior había unido antes.

 

 

 
Imágenes de la Exposición
Rafael, Sagrada Familia con san Juanito, conocida como La Perla, 1519-1520

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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