Exposición en Alcoy/Alcoi, Alicante, España

Els colors de la festa

Dónde:
Fundación CAM - Sala de Exposiciones CAM de Alcoy / Rigoberto Albors, 8 / Alcoy/Alcoi, Alicante, España
Cuándo:
03 abr de 2008 - 30 abr de 2008
Inauguración:
03 abr de 2008
Artistas participantes:
Descripción de la Exposición

 

El diseño festero, el traje de cargo - alférez, capitán, incluso Sant Jordiet ya más tardío - arranca en historia con la obra plástica de dos verdaderos maestros: Francisco Laporta Valor y Fernando Cabrera Cantó, ambos, inclusive, miembros de una junta de arbitraje plástico y estético que crea la Asociación de San Jorge en 1904, con el fin de mejorar trajes, uniformes, el llamado "atrezzo" festero.

Pero en el mundo más cercano, en la Fiesta de Moros y Cristianos más reciente, y pese a las aportaciones de José Mataix Monllor, del sacerdote Antonio Payá o al pintor José Balaguer Bienzobas, la novedad estética, la "inventiva" plástica, la armonización cromática, arranca con dos auténticos maestros: Rafael Guarinos Blanes y Luis Solbes Payá. De este último, de Luis Solbes vamos a hablar, a acercaros a su ... obra portentosa y enormemente alcoyana y, desde luego, festera. Y es menester, en este sentido, establecer un paralelismo y a la vez una clara ecuación en tan importante creador, tan humilde como sencillo, tertuliano alegre y amigo de sus amigos, de sus compañeros en la peña - la del "Birlo" - como en su casa, donde se acudía para charlar y verle trabajar sobre la mesa inclinada, rodeado de colores, pinceles, papeles "guarro".

La formula o el paralelismo es sencillo también: "El color es la Fiesta como la pintura de Solbes es el color". Aguadas, serílicos, procedimientos mixtos para acariciar con precisión miniaturista la explosión cromática de todas las gamas. Las tintas primeras y básicas: rojo, azul, amarillo, como así mismo aquellas compuestas: magenta, verde, anaranjado… Él sabía que el blanco no siempre es blanco y que el negro tampoco lo es. Sabía que hay matizaciones dentro de una escala muy amplia. Y sabía cómo y de qué manera podía utilizar - con recursos casi propios y personales - todo ese arco iris luminoso.

La luz, claro que sí, la luz. Esa luz que modifica, que enriquece, que matiza y subraya. Yo le hablaba a Luis muchas veces en el interior de su recoleto obrador, con ventana que daba a la calle Entenza, de toda la teoría, la filosofía del llamado Impresionismo francés. Los experimentos ópticos de Claudie Monet o Camile Pizarro, de Sisley y de Rendir. Y los dos llegábamos al mismo puerto: el valor de cada color y la fuerza expresiva de la luz.

No hay más que examinar sus cuadros. En ellos advertimos la pincelada limpia y diáfana, la utilización de las tintas planas, la combinación de ganas, la expresividad incluso "gestual" del propio color aplicado a cada prenda en cada traje, o en esos cuadros nos recuerdan escenas de la Fiesta.

Luis Solbes arranca allá por los años cuarenta. Tenían los Judíos la alferecía y, a continuación su año cumbre. Y allí destapa el frasco de las esencias, de sus propias esencias. Nuestra Fiesta de San Jorge o a San Jorge dedicada desde siempre. El sabe - y quizá de una manera intuitiva - que los Moros y Cristianos son la suma elevada a todas las potencialidades del color, la suma, digo, de todos los puntos - por diminutos que sean - de "bailables" líneas, de "caligrafías" de luz, de "complejidades" entre los planos.

Pinta siempre en un solo plano, con una perspectiva que se salta cuando entiende que debe hacerle, "engaño ideal", como diría Rafael Alberti, con severidad y gracia. Y su mano, esa mano que obedece a los dictados del corazón, de su razón y su retina. Una mano viajera sobre le soporte, mano que fluye y obedece, que genera, que se abre a todos los cuadrantes.

La Fiesta, la nuestra y la suya es así, como una carcasa como una palmera multicolor en el cielo festivo, la abierta rosa perfumada en el jardín de las formas, las medidas y la imaginación.

Recurro de nuevo al poeta Alberti: "diseño fiel, obediente, dócil a la medida" o quizá "sombra entre luz, luz entre sol" "extendida superficie a los ojos". El color en Luis Solbes contiene, mantiene y exhibe un "status" propio. Su capacidad para combinar y derivar colores es realmente mágica. Pienso que es un don.

Es verdad que cada artista con el tiempo y a través de una obra, crea o se crea un estilo que hay llamar "propio". Es el suyo, es el que acuña. Y esta "vitela" artística le identifica siempre y en todas partes. Los figurines, los bocetos, los cuadros de formato o las miniaturas sobre piel o papel preparado, bien nos lo dicen. Solbes echa mano de unos recursos que son producto de su "inventiva" personal.

Su pintura es palpable. Existe una "palpabilidad", y hasta una geometría que se puede tocar y aprehender en toda su producción, volcada en Alcoy y por Alcoy: Moros y Cristianos, paisajes urbanos, Cabalgata de Reyes Magos… una pintura vivaz que entra por los ojos como un rayo portentoso que nos irisa e incluso sacude con fuerza y firmeza, como un viento sereno y a la vez perfumado por los tomillares más cercanos y próximos. Solbes reduce a líneas, quiebra esas mismas líneas, geometriza en aristas, puntos cromáticos que se yuxtaponen laberínticamente en un elíptico perfil de azules, rojos, verdes y aún blancos y negros. Todos los colores a la postre, porque en él los colores nunca se acaban, o se estancan o disminuyen. Y así en el cuadro "cuadro", en el boceto para cada filà o para el "llibret de filaes", como para la pintura mural en lugares públicos, pintura inalterable que, desgraciadamente, y en alguna ocasión, y por estar fijada en un muro o una pared ha llegado a desaparecer, y no por la lluvia, ni el viento ni el sol, precisamente.

Quiero recordar - creo que viene al caso - aquella obra fundamentalísima escrita por el más grande y completo y versátil pintor que ha tenido Alcoy, Emilio Sala Francés (1850-1910), su "Gramática del Color" que aparece en 1986. Sala era investigador, técnico y observador del comportamiento del color, y así podía hablar de armonías, de contrastes luminosos, de las modalidades del color, de los contrastes simultáneos, de los colores puros y de las preferencias en la forma…

Solbes observa pero es intuitivo y personal en esa observación de la belleza. Y la belleza crea en la Fiesta y la extrae de nuestros Moros y Cristianos. El tiene propio sentido y desarrolla una atención y una inteligencia, un vocabulario… su propia "gramática" a la Si Rafael Guarinos da forma a "Mozárabes, "Cides", "Tomasinas", Luis Solbes presta apariencia y fisonomía a "Asturianos", "Navarros" y "Aragoneses". Y en su traje de aragonés recurre al negro profundo y al verde primavera, una combinación realmente curiosa e incluso atrevida. No había en la Fiesta túnica negra ni capa verde, y ni siquiera ballesta como arma emblemática. Luis lo ha observado y se ha inclinado por estos factores decisivos, identificadores.

Si recordamos los versos de 1876, referidos a la comparsa de Aragoneses de entonces, veremos que - como es lógico pensar en la Fiesta moderna, la de hoy - nada hay de referencia:

"Con los trajes de payeses

y con anchos sombreros,

¿Quiénes son estos guerreros?

son bruscos Aragoneses"

Digamos que eran, por su apariencia y su vestuario, los clásicos "baturros" de la Virgen del Pilar, como señala el mismo poeta de esta "Noticia Histórica… y reseña ilustrada de las comparsas".

Pero Solbes es, además, cartelista de los Moros y Cristianos en varias ocasiones, comenzando en 1947, 1950, 1966, 1970. Sus escuadras "de negres" son personalísimas. El cine de la época influye en ciertos aspectos, sobre todo en el bando moro: el exotismo de la África negra, y quiero recordar, y creo que no me engaño, ese film bien conocido: "Las minas del rey Salomón".

Creativo, intuitivo, "inventor"… Luis Solbes es "pieza" fundamental en el desarrollo de la estética y el arte plástico de nuestra Fiesta de abril. También en la fiesta de la niñez, nuestra más que centenaria Cabalgata de los Magos de Oriente, en la que se convierte en niño - y no le cuesta mucho porque tiene alma candorosa y de niño - y se pone, como chaval, a esperar la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar, a los que diseña y viste e interpreta en cuadros que después vuelca en una gran exposición, tal y como hiciera en otra ocasión, con su exposición de Moros y Cristianos.

 

 
Imágenes de la Exposición

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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