Únicamente países como el nuestro tardan en quitarse el sombrero frente al artista, cuando de 'perdonarle' el éxito en distintas disciplinas simultáneas se trata. No es el primero que recorre el camino más largo de su atelier a la galería vecina con marchante, pasando en el recorrido por distintos países que le aclaman;

Reflexiones tales sirven para contextualizar el desarrollo artístico de Fany, que aquí y ahora se decidió a reunir sus talentos en una exposición plástica de paisaje arquitectónico. Una exposición que acude al blanco y negro de la tradicional ensoñación cinematográfica, con avisos magenta y cian para el navegante de sensaciones lo mismo evanescentes que espaciales. ¿No dicen que seguimos soñando negro sobre blanco, aunque el celuloide haya ganado color hiperrrealista y 3D?

Nadie puede negar ya la catalogación de patrimonio histórico, en plena era cibernética, al paisaje fabril y residencial que nos vio crecer en la metrópolis postmoderna. Constituye la última ocupación tangible de la plaza pública, su monumentalidad postrera, a la que han seguido arquitecturas invisibles de chat y red social on line.

Encuentros para la convivencia en la tercera fase, la virtual, aún con los pies y las necesidades en el mundo físico...

  Conviene, en este sentido, el blanco y negro sobre el que bascula la exposición 'EN TRAMA 2', porque sirve en bandeja la evocación del primer paisaje cinematográfico que nos educó sentimentalmente.

Las décadas que atendieron al nacimiento de la denominada 'fábrica de sueños' se dan así la mano con los planos de alzado que Fanny maneja, deshabitados y adscritos al no-espacio, pero además proclives a la reflexión sin factor humano que nos despiste.

'En Trama 2' plantea una exposición en la que la numerología gana importancia cabalística, el vaciado urbano reinventa el eco y tanto las perspectivas como sus puntos de fuga adquieren valor poético. Y decir 'valor poético' debe de entenderse en estas líneas como tarjeta de visita rotunda, sin necesidad de superlativos del tipo 'valor altamente poético'; Hablamos del valor de la 'trama', conquista de degradados en la fotomecánica tradicional e invitación a la intriga, al suspense, a la sospecha que el cineasta nos urde;

Fany trabaja a mano alzada y a partir de croquis que ordenan su pensamiento bajo la lógica tridimensional. Dialoga Fany con el lienzo, pero a la vez pone amplificación cromática a los pronunciamientos que relacionan dígitos, sombras y geometrías, dispuestas a la coloración. Los perfiles, plantas y escalas de los que la pintora se vale proponen puntos de vista, a partir de los cuales abordar la libre especulación, ya liberada de pautas regladas, valga la redundancia. Y eso aprovechando, por supuesto, el recurso del método arquitectónico, sujeto a mallas, andamiaje y redes, volúmenes y maquetas, para justificar las asociaciones de ideas a que invita su pintura. Es como si los lienzos de Fany simulasen partituras donde corcheas y semicorcheas danzan, sin esperar a que músico alguno las interprete.

Para eso está el espectador, situado frente al lenguaje acrílico y el grafito de los itinerarios sugeridos por la pintora, que además relaciona significante y significado a través de transparencias y oquedades;

Fany Kano, en su papel de arquitecta, le saca profundidad de campo emocional y reflexivo a las dos dimensiones del lienzo. Levanta vuelos cromáticos, sobre tres dimensiones, la Fany pintora. Qué sugestiva pintora es, como arquitecta, Fany Kano;