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La muestra agrupa diferentes visiones artísticas sobre Ángeles, tanto en pintura como en escultura: Luis Ángel Prestell, Marcos Carrasco, Carmen Varela, Charlotte Adde, y Magdalena Merino.

Carmen Varela (Madrid, 1959) contempla con su particular mirada la originalidad de los ángeles urbanos, actuales, humanos y su acercamiento a la realidad de la ciudad, formando parte de ella.

Para la artista, la belleza está en pequeñas cosas que se salen de lo común. Gestos y movimientos de sus personajes que sugieren como disfrutar y amar en la metrópolis.

Charlotte Adde (Falun, Suecia, 1969) nos presenta paisajes y bosques alegóricos, donde se puede imaginar un cielo terrenal, trascendiendo ... lo explícito para adentrarse en lo subliminal, en atmósferas silenciosas y en tibias neblinas llenas de misterio y misticismo.

Los seres alados de Magdalena F. Merino (Madrid, 1963) se evaden de su condición de cuerpo grávido para formar parte del contorno del espacio. Conocedora de la anatomía humana, su obra se centra en ella para ahondar en la expresividad y el simbolismo. Con el bronce y el hierro da forma a obras que indagan en la problemática intrínseca del ser humano que lucha entre sus contradicciones en búsqueda de su propia naturaleza e identidad. Todo se ensambla desde la tensión contenida por el equilibrio. Sus ángeles pretenden ser la representación simbólica de nuestro carácter dual que es a la vez luz y sombra, elevación y caída.

Marcos Carrasco (Madrid, 1959) presenta ángeles llenos de misticismo con una identidad humana definida. Son representaciones oníricas, sugerentes y llenas de misterio. Utiliza las alas como elementos de apertura del mundo interior al exterior. Alas que transparentan nuestro alter ego, capaz de volar más allá de si mismo, dormidos e imaginados en un sueño. El sueño y el deseo de liberación, de volar más allá. Sus cuadros articulan el informalismo, la abstracción y la figuración en un todo.

Luis Ángel Prestell (Madrid, 1964) vuelve a exponer en una colectiva con su trabajo repleto de texturas sorprendentes, cargado de simbología alquímica medieval. También si inspira en la iconografía del trecento italiano y en los manuscritos renacentistas. Se centra en criaturas celestiales: ángeles y arcángeles con sus delicadas manos en posición de "mudras", que levitan al tiempo que meditan, cantan o tocan instrumentos musicales.