Qué enigma descifrar la naturaleza de la materia que describen estas fotografías. Apariencia de dibujo, apariencia de carne, yeso modelado que se pliega y se despierta. Nos llevan a ese punto en el que nosotros mismos debemos decidir qué es lo que tenemos ante nuestros ojos. Fascinado por la singularidad de la luz y por la ambigüedad de la materia, creo que su autor tiene el don de transportarnos a esa zona del sentimiento situado entre el recuerdo y la sorpresa. Allí donde aquellas imágenes que alguna vez percibimos sin traspasar con ardor nuestra retina, se recomponen y consiguen alterar nuestra manera de interpretar “lo real”. La poética de su propuesta transforma la evidencia.

El ropaje es, aquí, paisaje. Deambulamos por un espacio sin proporción definida. Una orografía de ondulaciones y de memoria estratificada. Sobre el paisaje emerge el cuerpo. ... Dedos que escriben sombras. Rostros que nos miran afiladamente.

La serie en su conjunto nos dibuja un recorrido. Y siguiendo la pauta del movimiento (cinematográfico) que nos propone la instalación, recorremos fragmentadamente los modelos. La lógica renuncia a la recomposición, porque lo que se nos propone no es juego racional. Entonces los sentidos se agudizan, la fábrica de sensaciones busca acomodo en la poesía que transmiten las imágenes.

Las figuras de yeso que sirven como modelo para esta serie fotográfica fueron un día creadas para expresar fe, divinidad o la presencia de habitantes en los cielos. Siglos después esas imágenes pueden ser capturadas, podemos asistir a su fragmentación y a la selección del momento preciso de la luz sobre las superficies. El fotógrafo reconstruye la expresividad de la imagen. Nos habla del determinismo cultural la visión, de la percepción desde la memoria, de la inmanencia en lo retratado. Del prisma de la mirada en la modernidad.

Si seguimos la trayectoria de Jorge, esta serie nos conecta con la magnífica serie de rostros que fue premiada en la convocatoria de jóvenes artistas de Castilla-La Mancha en 2006. Conocemos también sus imágenes de espacios luminosos y la fuerza de sus retratos. Todo un repertorio de imágenes creadas con claves muy distintas mas con acierto.

Porque Jorge Monge ha iniciado con paso muy seguro su andadura en el campo de la fotografía artística. Esta serie de imágenes es el preludio de que él será uno de los fotógrafos que nos hará disfrutar de imágenes verdaderamente nuevas y que nos ayudará a entender los cambios de la mirada, eso que ya nos reclama un presente tan cambiante.