Naturaleza muerta del desorden
Dentro del género del bodegón holandés están las "piezas de banquete" (pronkstilleven), las naturalezas muertas del desorden. Los objetos preciosistas se disponen de manera caótica sobre una mesa, como si estuvieran en el suelo y fuera de su lugar habitual, esparcidos. Los alimentos se han convertido en desperdicios en estado de descomposición. Todo se encuentra en equilibrio precario, mostrando gran interés en la forma estropeada.
Esa descontextualización y desacralización del objeto la encontramos en las instalaciones de esculturas ilusionistas de Rafael Fuster que llegan a confundirse con la realidad. Las piezas se esparcen por el suelo de la sala, negando de esta manera el mecanismo tradicional por el que opera el arte: la sublimación y la elevación de estatus del objeto. Perder las formas... las formas establecidas.
A diferencia de esas naturalezas muertas holandesas compuestas por objetos de lujo, Fuster se acerca a la escuela castellana barroca de "bodegones...de cuaresma", a la "miseria" española; una pintura que algunos han definido como una pobreza de lujo, y a una escultura que exageraba el dramatismo y realismo gracias por la policromía.
Las esculturas de Fuster parten de objetos cotidianos, tales como bolsas de papel, cajas de cartón, libros, cuadernos... Son desechos que paradójicamente parten de desechos: viejas planchas de metal que sirven para crear estas esculturas ilusionistas, que dispuestas en ese desorden, ofrecen una estampa que se encuentra a un paso más allá de las vanitas.
Entrada actualizada el el 10 nov de 2015
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